" ESCÚCHAME " [ Billdip ]

Capítulo 14: "Cuenta atrás"

La tensión que se cocinaba era aún más intensa que los aullidos de una tormenta terrenal, golpeando las ventanas, amenazante. 

Dipper abrió la boca para responder, pero no llegó a hacerlo por la interrupción de su hermana. 

"¿Quién quiere pizza? ¡Porque aquí viene la más increíble del mundo!", anunció entrando al salón con un plato a rebosar de porciones de pizza —con extra de queso y tal vez un poco de purpurina—.

Se acercó a Dipper y puso el plato sobre su regazo, él le agradeció con una sonrisa suave. 

Mabel se sentó a su lado con alegría tatuada en el rostro. 

Mientras, sus tíos se dirigieron unas miradas, como si pudieran leerse la mente. 

"Bueno, niños... Nosotros os vamos a dejar a solas, seguro que tenéis muchas cosas que contaros", comentó entonces Stan. 

"¡Oh, tantísimas cosas, Dip-Dip!", exclamó con dramatismo la niña. 

"Pero recuerda dejarlo descansar, está hecho un escombro", rectificó Stan.

"¡Sin problema! Intentaré controlar mis atractivos más fuertes... ¡No prometo nada!", sonrió la niña, tan brillante como siempre. 

Stan sonrió con brevedad antes de abandonar la habitación, a su vez Ford también se despidió y los observó por última vez con ojos preocupados, antes de seguir a su hermano. 

"Dip-Dip, tengo una noticia horrible... Pato no volvió a aparecer, pero grunkle Stan y Ford dicen que lo seguiremos buscando, seguro que acabará apareciendo... Ah, además, mientras estabas fuera te hemos buscado entre todos por el bosque, y encontré la foto de un chico que...", Mabel hablaba enérgicamente, sacando tema tras tema sin hacer pausa. 

Dipper estaba en otra parte, con la mirada perdida en las porciones de pizza de aspecto dudoso. 

La voz irritante de su hermana cada vez se clavaba con más fuerza sobre sus tímpanos, estrujándolos. 

El   tic   tac    resonaba con vacile en su mente, a cada segundo con más fuerza, destacando a veces sobre los gritos de Mabel. 

La tormenta palpitaba con fuerza golpeando las ventanas con fuertes corrientes de viento, lluvias intensas y los gruñidos de los relámpagos enfurecidos. 

Y no podía dejar de buscar un plan, entre todo el estrés, el agobio, la ansiedad; pero ni una sola idea aparecía, ni una sola respuesta, ni una sola pista. 

Apretaba el plato con fuerza, desentendiendo la situación. 

Con el ceño fruncido, fuertes pitidos como golpes aturdían sus sentidos y taponando todo sonido de la realidad, provocando que la voz de su hermana se distorsionase por momentos, para volver con más fuerza y desvanecerse de nuevo. 

Sacudió levemente la cabeza. 

La ansiedad estaba devorando su pecho, porque sabía que no era suficiente, porque sabía que iba a perder, que estaba solo y no era capaz de lograrlo sin la ayuda de Bill. 

Su hermana lo llamaba, le sacudía los hombros, trataba de dirigir su atención a ella, quería que le hiciese caso, que la escuchase más, más, todavía más.