[II•] - "Final neutro"

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"¿Qué hay de ti? Querrás algo a cambio, ¿cierto? Nada bueno, supongo", preguntó con un suspiro. 






"Tu compañía", aclaró el demonio. Lo dijo como si fuera algo sin importancia. 











Aquel había sido un día cualquiera, un día en el que ninguno de los dos sabían dónde terminarían, un día al que Bill le había quitado la importancia que en verdad tenía.



El precio era simple, compañía a cambio de poder.



Sin embargo ambos terminaron obteniendo algo muchísimo más maravilloso que la propia dominación mundial.

Y en un nuevo día de un futuro perfecto como este, marcado por el destino que cerró aquel trato, se desplegarían tres posibles finales para su historia.




La historia de una eternidad juntos.


























Dipper abre los ojos.




Realmente no recuerda cuándo fue la última vez que había descansado, y además tan profundamente.


Más que nada fue por puro placer, puesto que ya no lleva consigo la condición física de tener que dormir.


Se estira en la cama y a su vez las sábanas se despegan de su sitio, moviéndose y destapando algunas zonas de su cuerpo.

Siente la brisa fresca proveniente de la ventana abierta acariciar su piel, casi como un beso de buenos días.

Observa a su lado y encuentra la cama vacía, justo donde esperaba encontrar el rostro del demonio.


Su mirada permanece fija en ese hueco sin llenar, como soñando con que simplemente apareciera en él, sin más.




Pero no lo hizo.





Con un suspiro que adormece sus pensamientos, se estira lo suficiente como para hacer tronar algunos de sus huesos.


Sabe que Bill está en la Temorámide, puede sentir su presencia, no hay motivos para llorar su pérdida cuando siquiera falta.

Sin embargo... Está demasiado susceptible y vulnerable, probablemente porque todo empieza a ir demasiado perfecto.



Y más probablemente porque hoy es su cumpleaños.

Ese pensamiento inunda su cabeza, enredándose en cada rincón haciéndole pensar.

Justo el día anterior Bill le había recordado la tan especial fecha, puesto que él mismo le había dejado de dar importancia hace mucho, muchísimo tiempo.

No puede parar de preguntarse qué podría tramar el demonio, en qué clase de situación podría terminar.



Rueda por la cama y las mantas se enroscan en él convirtiéndolo en un burrito.
Justo cuando ya estaba dispuesto a seguir durmiendo un rato más porque sí, el agradable aroma proveniente del pasillo acaricia su nariz.

Consigue escapar de la tentación desprendiéndose de la cama, poniendo paso firme hacia el pasillo.

Siguiendo el dulce aroma con rostro adormilado termina llegando a la cocina y, para su grata sorpresa, Bill se encuentra junto a los fogones preparando el desayuno.

" ESCÚCHAME "       [ Billdip ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora