" ESCÚCHAME " [ Billdip ]

Capítulo 15: "Raromagedón (Parte I)"

"¡Bienvenido a la Temorámide, Pino!", exclamó el demonio levitando hasta su trono. 

Entonces, dejó sentado al niño en éste. 

A su vez, volvió a ser un triángulo, y con tres dimensiones. 

Dipper estaba todavía algo desubicado. 

Se acomodó en el enorme trono hecho de piedra —sin pararse a mirar a las personas petrificadas— y paseó su mirada por todo el interior del castillo. 

Varios demonios (posiblemente compañeros de Bill) observaban sin gran ánimo tanto al triángulo y al niño. 

"Te estarás preguntando, mi querido niño... ¿Cómo es que todavía no hemos salido a sembrar el caos a escala mundial? Verás..."

El demonio brillaba con su habitual color amarillo, sin embargo se tornó rojo y se hizo tan grande que casi podría devorar su propio castillo. 

Miró fijamente a Dipper a los ojos, visiblemente cabreado. 

"RESULTA QUE HAY UNA MURALLA INVISIBLE QUE NOS MANTIENE ATRAPADOS AQUÍ, EN GRAVITY FALLS"

Sin darle tiempo a responder, regresó a su tamaño y tono original, acercándose al trono. 

Su mirada pareció relajarse sin más a una estoica, y Dipper ya estaba medio acostumbrado a sus arrebatos de ira; permaneció tranquilo, asimilando la situación. 

"Pero no pasa nada. Yo mismo resolveré este contratiempo. Sígueme, Pino. Los demás, haced lo que queráis, pero lejos de aquí"

Bill se alejó del trono levitando y se acercó al final de la sala, mientras los demás demonios murmuraban entre ellos, abandonando el castillo. 

Dipper se levantó de inmediato y salió trotando hasta situarse detrás del triángulo, siguiéndole. 

Ambos caminaban por los largos y oscuros pasillos de la  Temorámide, con la mirada del niño percorriendo con curiosidad absolutamente todo, hasta el último cuadro extravagante y perturbador. 

"Sé que estás en plan curioso, niño. Pero ahora vuelve a darme toda tu atención, pues te voy a explicar cosas IMPORTANTES", comenzó a hablar el demonio, con el ojo fijo al frente, levitando hacia delante. 

Dipper caminaba a su lado, entonces mirándole con cierto interés.
Tantas cosas nuevas estaban pasando, tanto había cambiado su vida que no podía contener las ganas de explorar. 

Pero al mismo tiempo, quería estar con Bill, hablar con él y dedicarle largas horas de pláticas de las suyas. 

"Adelante, jamás estuve tan interesado por algo en toda mi vida", comentó el niño con tono alegre. 

Al demonio le entraban ganas de comerlo entero cada vez que sonreía de esa manera, y muy en especial por su muestra de interés.

No pudo evitar devolverle la sonrisa.

"Bien, bien. Punto número uno: Seis Dedos y todos los demás están encerrados en la Prisión Burbuja, mi creación para mantener a tu irritante familia a raya. 
Punto número dos: Los demás demonios que acabas de conocer acatarán tus órdenes, aunque no por mucho puesto que me voy a deshacer de ellos, ya que no los necesito. 
Punto número tres y más importante: He de buscar la solución para poder derribar la muralla invisible que nos mantiene atrapados en este condenado sitio. Me vendrá bien tu ayuda, Pino"