Después de salir disparado hacia la Temorámide, Dipper entró a ésta con un ímpetu que había permanecido ausente por un enorme rango de tiempo.
Lo llamó repetidas veces tanto en mente como en alto, sin embargo no escuchaba ninguna respuesta, ni tampoco sentía que estuviera cerca.
Se paseó con andar acelerado por la Temorámide, pasando por la sala del trono, por su cuarto, el comedor...
Fue justo en el instante en el cual la desilusión hizo acto de presencia, cuando una melodía tocada a piano correteó por los pasillos hasta llegar a sus oídos.
La melodía más hermosa jamás oída.
Y la persiguió con suma atención, de pasillo en pasillo, notando cada vez más la presencia tan agradable del demonio, notando por todo su cuerpo las marcas de posesión brillar con toda su luz amarilla intensa.
Presionaba la bola de cristal entre sus manos como si de un peluche se tratase, le causaba una sensación de tranquilidad muy profunda.
Paso tras paso se aventuró por la oscuridad serpenteante que lo invitaba a apretar los nervios, cosa inútil contra él pues estaba ya más que habituado a las partes más tenebrosas de ese sitio.
Dejándose llevar por las notas tocadas a piano terminó por oír la voz de Bill, cantando con gusto al compás que él mismo marcaba.
Entró en su habitación, aquella cuyo sofá se formaba por trozos del cuerpo humano y cuya chimenea se alimentaba de las cenizas de los cadáveres.
Y sentado frente al piano estaba él, con su forma humana, sonriendo de oreja a oreja y dedicándole la bienvenida más viva.
Dipper permaneció inmóvil, unos pasos más allá de la entrada.
Había estado tanto sin oírle, sin verle y sin sentir su intensa presencia en su mente, que tenerlo delante al fin le producía una sensación que no podía describir.
Le temblaba el pulso y sentía que podría llorar con facilidad, aunque se mordía la lengua para evitar caer en esa tentación.
Las manos del demonio jugaban sobre las teclas del instrumento con una habilidad casi surrealista, manteniendo la mirada penetrando la del niño, percorriendo todos sus pensamientos y recuerdos para estudiar todo lo que se había perdido.
"Estoy en casa, Pino", habló finalmente con el final marcado de su melodía.
"Bienvenido de vuelta...", murmuró con nerviosismo, apretando la bola.
El demonio apareció sin más frente a él, con una sonrisa peligrosa en su rostro y unos dedos largos que agarraron la bola con elegancia, pausándola a su lado.
Con la otra mano sujetó con firmeza la cintura del niño, pegando cuerpo con cuerpo.
"Has estado en buena compañía, parece ser... ¿Me equivoco?", cuestionó con tono cortante, apretando sus dedos con posesión en su cintura.
"Me sentía muy solo y me estaba volviendo loco. Fue un alivio tenerla", respondió con seriedad, mirándole con firmeza.
"Genial, genial, muy bien... Pero no te olvides de darme la bienvenida apropiadamente"
Bill hizo desaparecer la bola en un abrir y cerrar de ojos y agarró la nuca del niño con ambas manos, casi queriendo consumirlo entre sus dedos, apretando con ansias.
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" ESCÚCHAME " [ Billdip ]
Fiksi PenggemarEsa sensación, fría, áspera, como cuando todo el mundo parece estar en tu contra, como cuando ya no te queda nadie en quien confiar. Dipper jamás hubiera creído que su historia daría una vuelta tan drástica. Sin embargo, su destino fue escrito en e...