Capítulo 1: "Lluvia gélida"

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De la desagradable sensación de estar bajo una continua vigilancia nació el eco de la lluvia, casi dejando pequeños rastros del brillo del verano.

Todo estaba vivo, él lo sabía muy bien. Sin embargo, se sentía muy débil, vacío, muerto. 

Sus ojos no conseguían ver colores allá donde los demás cantaban y reían, alegres, insensatos. Su voz no se sinceraba como antes, ya nunca se preocupaba por su bienestar, todo era malo y todo dañaba lo que respiraba. 

Algo tenía por sentado, su familia había demostrado ser de lo más insoportable: Nadie le escuchaba, atacaban con palabras que dejaban marca, incluso su querida hermana, parecía ser distante, fría, un ente del que intenta ver algo positivo en pasado y presente, en vano.

Hacía varios días que había empezado a actuar extraño, sabía que Mabel lo notaba, no obstante muy poco le importaba. 

Lo que antes le parecía prioridad, así como comer y dormir, dejó de responder como tal en su vacío interior.

Poco a poco empezó a sentir como punzadas, cada vez más intensas, las malas emociones, tales como tristeza e ira, dejando de sentir aquellas como alegría y emoción. 

Apreció que un puzzle se formaba con el paso del tiempo, sin embargo, no encontraba las piezas más importantes, aunque no le impedía proseguir. 

Aquella lluviosa tarde, observando, con la cabeza recostada sobre sus rodillas, abrazando sus débiles piernas entumecidas por el frío, la ventana en forma triangular, el exterior era distante, nublado, como un espejismo irreal. 

¿Cuándo había empezado a soltar la cuerda?

De todas maneras, a nadie parecía importarle que Dipper se estuviera colgando a sí mismo, lentamente, con cuidado y esmero. 


Mabel sólo quería ser feliz, sólo quería jugar con sus amigas, sólo quería que su hermano estuviese siempre para ella, sólo quería, sólamente todo y más. 

Stan sólo pedía obediencia, sólo pedía silencio, sólo pedía respeto y decencia, sólo pedía a Mabel sobre él, sólo pedía trabajo, sólo pedía madurez, sólo pedía todo y mucho más.

Ford, sólo pretendía algo que nunca sería cierto. 

Todo giraba en torno a alguien o algo, nunca el foco alcanzaba al castaño. Su mirada, rota y desgastada acostumbraba a vivir en la sombra, no hacía demasiado frío, el murmullo que escuchaba a espaldas del mundo no parecía ingrato de vez en vez, pensaba que estaba haciendo lo correcto, que alguien gustaba de él y tarde o temprano tendría que ser escuchado, con algo de luz, marchándose de lo oscuro. 

Simplemente nunca llegó ese momento, cada vez era más espesa la sombra, más fría y dura de llevar, más murmullos que le ignoraban o dañaban con gritos quebrados. 

Aquel día ya mencionado, con un suspiro en los labios, decidió salir de la cabaña acompañado por, cómo no, su diario. 

Salió por la puerta sin siquiera despedirse, todos parecían indiferentes, sumergidos en una conversación que parecía no tener fin. Tan felices, riendo a carcajadas, hablando a voces. 

Unos cuantos pasos lejos de su casa, se volvió a verla, como analizando los recuerdos que tenía allí. Un verano muy largo, que se le había quedado corto. 

" ESCÚCHAME "       [ Billdip ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora