Capítulo diez | Los hermanos Becher.

45 21 116
                                    

Maratón 1/2

[...]

No podía dejar de verlos.

Logan y Lowell eran el centro de atención de la casa. Ambos estaban sentados en el sillón, con la espalda levemente encorvada y la mirada intimidante que los hombres Becher poseían.

No notaba la diferencia entre ambos, eran prácticamente idénticos. Aunque claro, siempre podría identificar a Logan. Él tenía la mirada más sensible, y era solo para mí. Yo era la mujer de su vida, y él era mi hombre favorito.

Ya no más.

Volví a mirarlos con el ceño fruncido, casi analizando que carajos hacían aquí. Llegado un punto no resistí la tentación, y con una voz mucho más tosca de lo normal, pregunté:

—¿Qué diantres hacen aquí?

Y todo pareció igual.

Lowell tenía la misma mirada de siempre: seria, aburrida, pero dominante y egocéntrica a la vez. Era una copia exacta de padre.

Y Logan... Lolo era como mamá, humilde y amable, pero el coraje no le hacía falta. Dudaba que siguiera siendo igual.

Si solo dejaron una puta nota...

—Leyna, déjame explicarte...

Leyna... Ya no más LeyLey. Si eso es lo que quieres...

Levanté la mirada, sintiéndome de pronto algo desconcertada. De repente, parecía que toda la información venía a mí. De repente, el recuerdo de cuando éramos una familia unida llegó a mí, y luego... Luego nada.

Padre en viajes de negocio, madre muerta, Logan y Lowell desaparecidos, yo en casa con Nana Rose... Todo se desmorona en un segundo.

Cuando madre murió, padre olvidó por completo que tenía hijos. Nunca fue un padre amoroso, en realidad, él nunca quiso hijos. Pero amaba a mi madre, y ella deseaba la hermosa familia feliz.

—No. —Lo detuve. —Ahora... —Tragué saliva. —Ahora no.

—Leyna, por favor...

Cerré los ojos y suspiré, muy abrumada por la situación.

—Tenemos que hablar. —Advertí, abriendo los ojos y mirándolos fijamente. Mi vista se fue ligeramente a Lowell.

En casa hay fotos de la familia antes de que yo naciera. La mirada de mi hermano mayor era alegre; él era feliz.

En la foto cuando nací tenía esa mirada, y cuando mamá murió... se desvaneció. La mirada que tiene ahora es la misma que ha tenido desde que Lara Becher murió.

—Bien, pero antes déjame decirte que todo tiene una razón... —Mi vista regresó a Logan. Veía vulnerabilidad en su mirada, y, por un momento, me vi reflejada en él. Por un momento, reconocí la envidia.

Mi parte egoísta salió a la luz, y es que yo estaba muy enfadada con Logan, porque no me llevo. Porque huyó en cuanto pudo, y se fue él solo. Porque me prometió, cuando era solo una niña, que huiríamos juntos. Y llegado el momento... Me di cuenta que nada fue real. Que eran promesas estúpidas, que nunca se harían real.

Que Logan me mantenía en una burbuja de fantasía, porque no era solo huir por huir. ¿Qué pasaría con Lowell? ¿Nana Rose? ¿Y padre?

Él me prometió mi cuento de hadas, en donde me rescataría de la enorme torre que me mantenía cautiva. Escaparíamos juntos, y todo sería perfecto.

Fui tan ingenua por creer eso...

—Ahora no. —Repetí, aparentemente paciente, aunque por dentro estallaba de las emociones que sentía. Dolor, rabia, enojo, tristeza, felicidad, melancolía...—Hablaremos, pero hoy no.

Latente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora