06: Dilo antes de hacerlo

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¿Estaba intentando hacer eso?. Porque a mí realmente me pareció que ni siquiera yo lo sabía. Cada músculo se me congeló y el cerebro estaba atrapado en el pedazo de tiempo en el que abrió los ojos. ¿Cómo iba a explicar eso?. Forcé mi mente adormilada a regresar al comienzo.

-Yo... El cervatillo Lauren... Y las luces y lo siento, yo no...- ella frunció el ceño y en sus labios se formó una sonrisita.

-Encima de rarita, sonámbula, es que lo tiene todo para ser un fenómeno de feria- por algún motivo, hablando consigo misma no sonaba como si me estuviera ofendiendo, era extraño, como si estuviera hablando de un niño pequeño. A mí ni se me pasó por la cabeza negar su idea, porque definitivamente prefería ser un fenómeno de feria a que ella creyera que yo iba a besarla. Por eso permanecí en silencio.

Ella me miraba fijamente y yo cerré los ojos al menos para fingir que el sueño me había alcanzado. Acomodó un mechón detrás de mi oreja y pasó otro tiempo así, observándome en silencio, podía sentir sus ojos en mi frente. Poco a poco la sentí acercarse, como un animal tímido y finalmente unos brazos me envolvieron. Era imposible asociar a la bruja con semejante personalidad tan cálida y reconfortante. Entre esos brazos me fue imposible no dormirme.

-Camila... Dios, eres como un koala gigante- abrí los ojos un poco confusa y al instante la solté como si fuera una leprosa, por otro lado tenía deseos de gritarle que era una caradura porque ella había sido la primera en abrazarme.

-Lo siento, es la costumbre- traté de disculparme con la primera idea que surgió pero al instante me arrepentí; Shawn y yo hacía mucho tiempo que no dormíamos abrazados, no así, su mirada cambió un poco de tono, las dos esmeraldas de sus ojos parecieron hielo seco.

-Pobrecito- fue lo único que dijo con un poco de desdén y se sentó en la cama, con las manos levantó su cabello dejando libre su cuello y yo me incorporé rápidamente.

Tenía una preciosa libélula de trazos negros en la nuca, uno de mis dedos no pudo contenerse en su intento de delinearla. Un estremecimiento movió su espalda que quedó un poco arqueada y mi mente se perdió en el sueño de la piscina. Todos sus vellos estaban alerta por el contacto y ella soltó sus cabellos dejándolos caer sobre mi mano.

-No vuelvas a hacer eso- dijo luego de voltearse y mirarme fijamente, pestañeó un poco aturdida y luego se frotó la nuca.

-Vaya, la señorita ya no es tan insensible- su ceño se frunció y por un momento parecía no poderse creer absolutamente nada.

-Fue inesperado, me sorprendí, como te vas a sorprender tú si lo vuelves a hacer- sentenció y se puso en pie. Sacó una toalla de su maleta y comenzó a caminar rumbo al baño de su habitación. Yo aproveché para echarle mano a su móvil, si ella lo había hecho, yo también podía.

Pensé en posibles contraseñas un largo rato, mi mente se desvió, desde la posibles contraseñas a algo significativo para ella y regresé nuevamente a la libélula y comencé a pensar el por qué de ese tatuaje, dudaba mucho que estuviera ahí solo por estar.

-Oh maldita sea, eres peor que un período en luna de miel- levanté la vista y la mente se me reinició en un segundo: atrapada infraganti por tercera vez en menos de quince horas. No sabía que había pasado tanto tiempo pensando en algo tan estúpido.

Lauren estaba frente a mí sólo con una toalla encima, bastante pequeña, dejaba a la vista gran parte de sus muslos y al menos cubría sus pechos decentemente. Algunas gotitas de agua resbalaban extraviadas por su pálida piel haciendo maratones, luchando por el privilegio de recorrerla. Los mechones más bajos de su moño y algunos cabellos adheridos a su rostro también estaban mojados y nuevamente sentí una bola de metal caerme en el estómago.

Shameless (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora