No había un solo pedazo de mi cuerpo que creyera lo que estaba haciendo, pero aún así, no podía detenerme. Había una mezcla de rabia y deseo en cada movimiento que realizaba mientras la besaba, ella entonces, atrapada entre mi cuerpo y la fría pared tras un par de pasos y tirones. Sí, era bastante consciente de que sentía atracción por ella mucho antes de eso, era una granada y me enfureció que tirara de mi anilla y me lanzara al abismo. Sin explicaciones, ni palabras inecesarias, ni promesas de un secreto que pronto llegarían.
No subiríamos las escaleras si seguíamos de aquella manera. Sus manos se aferraban a todas partes, como un niño en un parque de atracciones, sin montarse a ninguna, corriendo de una a la otra. Yo siempre supe que quería agarrarme a su trasero hasta que se me grabara su forma en las manos.
La tomé de los muslos y ella automáticamente enroscó sus piernas a mi cintura. No era liviana, pero siempre y cuando no tropezara llegaríamos sanas y salvas hasta arriba. Viéndolo en retrospectiva pudo haber terminado desastrozamente, pero, si existía alguna fuerza superior, esa fuerza realmente se había esforzado para que Camila y yo termináramos besándonos de esa manera; desde el viaje a Cuba hasta el apagón. Me sentía un poco ajena a todo lo que me había arrastrado hasta ese momento, pero lo remediaría.
Cuando llegué a la puerta no pude evitar sonreír casi con orgullo por haber llegado hasta allí con vida, todo era una maldita locura y ni siquiera podía ver mi entorno o coordinar mis pasos como para haberlo logrado.
-¿Ya vas a alardear de tu fuerza?- ronroneó con su boca pegada a mi cuello.
-¿Ya vas a ser la zorra chillona de siempre?- le devolví pegándola a la puerta y la observé a los ojos, sabía el efecto que eso tenía en las personas- Con esa actitud no vamos a pasar del umbral.
-Entonces abre la puerta, no tengo ninguna intensión de seguir con esto aquí- yo tampoco, así que la solté y busqué rápidamente la llave en el bolso, en cuanto la metí en la cerradura sentí a Camila besando mi espalda mientras lograba apartar mi cabello de su camino. No pude evitar suspirar a la vez que por fin abría la puerta- ¿Eso quería decir que cuando me pongo modo zorra chillona te dan ganas de meterme mano?
Yo no lo había pensado de esa manera, pero en ese mismo momento, con ella siendo tan Camila me daban deseos de hacerla chillar de verdad, de oír sus gemidos amortiguados contra la almohada, de dominarla, por eso tiré de su mano para que entráramos y cerré la puerta una vez estuvimos adentro, dejándonos a ciegas.
-Solo por hoy y porque ando generosa- apenas hice la pausa sonreí para mí misma, pude jurar que Camila estaba frunciendo el ceño en la oscuridad- ¿Tan desesperada estás como para hacer el bailecito que montaste?
Al momento sentí mi espalda chocar contra la puerta y reprimí un quejido disfranzándolo con un pequeño jadeo, todo su cuerpo adherido al mío y su respiración contra mi piel.
-¿Te parece que estás haciendo caridad?- sus manos buscaron las mías y la llevaron hasta su trasero.
Hija de puta.
Lo apreté a la vez que regresé a besarla por fin, ella jadeó dejándome morder un poco su labio inferior.
-Tienes que dejar la maldita manía de ponerme contra la pared porque no voy a dejarte asumir ese roll- murmuré y logré salir del apretado espacio. La agarré de la mano y tanteado en la pared llegué hasta la puerta de su cuarto, no perdería el tiempo yendo al mío.
Una vez dentro seguimos besándonos hasta que sentí sus piernas chocar con lo que parecía el borde de la cama así que la hice sentarse para luego colocarme yo encima. Su lengua se perdía en mi boca mientras jadeaba buscando un poco de aire y sus manos comenzaron a jugar con mi vestido, así que en cuanto ví sus claras intenciones de quitármelo las agarré devolviéndolas a mi cintura. Si empezaba a desvestirme y tocarme iba a olvidar mi objetivo.
ESTÁS LEYENDO
Shameless (Camren)
Hayran KurguLa historia📚 de la princesa👠 que dejó al príncipe👑 para ir a quemarse en el fuego 🔥 del dragón🐉. Esta es mi historia de amor, la historia de amor más extraña, complicada e inusual del mundo. No por el hecho de ser una chica que se enamoró de...