M.
Repasar mi historia con la Rubí me da nostalgia y a la vez risa, alegría y también pena. Siempre me da pena.
Le comenté hoy a mí psicóloga que me gusta un poco escribir y mucho dibujar o pintar, así que me pidió que utilizara esas herramientas para desahogarme y ayudarme a sanar.
Hoy pinté otra de esas miles de siluetas que tengo en la bodega guardadas. Por lo que, cansada de mi propia imaginación, siendo inútil el intento de querer plasmar algo diferente en un lienzo, decidí escribir. Me acuerdo que la Rubí decía que escribir (o hablar) ayudaba mucho a ordenar las ideas y a botarlas también, que eso ayudaba a superarlas, borrarlas de la mente, donde solo entorpecían el correcto flujo de nuestros pensamientos.
Por eso me da un poco de miedo escribir sobre ella, no sé si quiero borrarla; o mejor dicho, no quiero borrarla.
Debí sospechar que nuestra historia sería diferente por el lugar en que nos conocimos, pero teníamos diez años, pensar en esas cosas no es algo que un niño haga. Sin embargo, apenas la conocí, supe que sería especial. El solo hecho de conocerla el día del funeral de mi mamá, la hacía especial e inmediatamente inolvidable, un día inolvidable.
No quiero borrarla a ella, pero me gustaría borrar el episodio que nos alejó. Nunca creí que lo que teníamos pudiese verse afectado por cosas externas, nunca pensé ni siquiera que eso pudiese pasar alguna vez, pero pasó. Fuimos tan tontas y quizás aún lo somos, porque seguimos lejos cuando aparentemente lo único que queremos es estar cerca.
Rubí, deberíamos arreglar este desastre.
Enviar.
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R.
“Yo nunca me olvido de las personas a las que les hago promesas y tú nunca te olvidas de las que te las hacen, entonces ¿por qué nos esforzamos en olvidarnos mutuamente?”
Eso fue lo último que escribí en mi block de notas de mi celular. Lo último en relación a ella, porque la aplicación me seguía siendo útil para escribir la lista del supermercado o cosas por el estilo.
Me costó tiempo entender y aceptar que la Maca siempre sería especial para mí, que por más que quisiese nunca iba a poder borrarla, porque estuvo a mi lado tantos años que ya la sentía parte de mí. Ella tenía (o tal vez tiene aún) una parte de mí y yo tenía (más bien, tengo) una parte de ella. Nos complementabamos.
Después de la muerte de mi tía, nuestro distanciamiento fue lo que más me dolió. Quizás lo hizo aún más porque era algo tan estúpido, tan conversable y fácil de arreglar, algo tan simple, pero que nos rompió mutuamente y nos cortó el hilo que nos unió desde niñas.
¿O no? Por favor que no.
La gente a mi alrededor se extrañan de verme sola, sin ella, es como si hubiese sido mi siamesa por toda la vida que ahora separaron de mí para siempre. Aunque no quiero pensar que en verdad se fue para siempre, desde niña sabía que siempre nos reencontraríamos sin importar cuánto tiempo estuviésemos sin vernos, y mi niña interior lo sigue sintiendo así.
Sí, por favor que sí.
Estoy segura que hay algo fuerte que nos une a ella y a mí. Arruinamos las cosas, ambas. La comunicación nunca fue un problema entre nosotras, pero la comunicación a veces se entorpece por cosas externas. Quizás tardamos mucho en buscarnos para conversar lo que había pasado, quizás tardamos tanto que nuestros pensamientos ya habían asumido el daño, daño que jamás debió existir, pero que nos lastimó y nos rompió por la mitad.
Maca, ¿y si nos tomamos un café en nuestro mirador? Ayer fui y remarqué las letritas. Te extraño.
Borrar.
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Gracias por su apoyo💙.
El primer capítulo estará arriba el domingo.
PD: Algunos me lo pidieron, así que voy a escribir un Epílogo de “Mi salvación, eres tú”.
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Si tú supieras || Rubirena
FanfictionMaca y Rubí se conocieron cuando tenían diez años y se distanciaron cuando tenían dieciocho. Los invito a hacer un recorrido de sus momentos desde que se conocieron, al presente, visto desde los ojos de sus protagonistas. Para ellas, repasar su his...