Solo tú en mi mente, busco hoy comprenderme. Te recuerdo aquí en mi piel, sin querer enloquecer.
M.
Mi corazón aún latía fuertemente en mi pecho cuando mi tío entró por la puerta de mi pieza.
- Hola, chiquilinas. - Dijo asomando solo su cabeza. - ¿Cómo están? Venía a saludarlas.
- Hola, tío. Bien. - Respondí tratando de parecer tranquila.
- ¿Qué están haciendo?
- Estudiando. Mañana tenemos la última prueba.
- Ah, ya. No las interrumpo entonces, suerte. - Dijo y volvió a cerrar la puerta.
Un silencio abrumador se instaló en la habitación.
- Tan tarde que llegó tu tío. - Escuché que habló la Rubí después de unos segundos.
- Sí, le dijo a mi tía que había taco para acá cuando la llamó.
Asintió y tomó otro sorbo de su jugo.
Era casi invierno y hacía mucho frío, pero me sentía acalorada en ese momento.
- Rubí... - Intenté inventar alguna excusa, pero me interrumpió.
- ¿Los Mapuches de dónde son? - Preguntó.
Respiré con tranquilidad. Entendí que prefería no hablarlo y yo también coincidía en eso. Al menos en ese momento.
Al final, a ambas nos fue súper bien en esa prueba, fuimos las notas más altas del curso. Quizás ahora tendríamos una nueva cábala.
Nunca tocamos el tema con la Rubí, hicimos un pacto de silencio telepáticamente. Seguíamos siendo las mejores amigas de siempre y para mí sorpresa, de vez en cuando, volvía a pasar. En un momento estábamos riéndonos y conversando como siempre, y al otro sus labios estaban sobre los míos.
Y, cada vez que volvía a pasar, ninguna decía nada. Continuábamos como si en verdad nunca hubiese pasado.
Entre todas esas veces, destaco el primero que ocurrió ahí, en nuestro lugar.
Era primero de mayo y yo estaba con una nostalgia estúpidamente inmensa. Hace tiempo no me sentía así por mi mamá. Ni siquiera le encontraba sentido que después de tantos años, me pegara la pena tan fuerte.
- Está bien sentirse triste a veces, a mi igual me pasa. - Me decía la Rubí mientras me hacía cariños aleatorios por distintas partes del cuerpo.
Por primera vez, mi amiga me había acompañado al cementerio, había ido conmigo a visitar a mi mamá y después subimos juntas al mirador, marcamos las letras y nos sentamos en posición india sobre nuestras chaquetas, frente a frente.
Habíamos ido solas. Era viernes y como habíamos tenido prueba, no pude faltar e ir con mi tía en la mañana, entonces fui con la Rubí después de clases. Casi se nos colan la Coté y el Miguel, pero luego entendieron que era un momento íntimo que solo compartía con mi mejor amiga. A fin de cuentas, estaban al tanto que yo era muy reservada con mi vida privada, de hecho apenas sabían algunas cosas, el Miguel más que la María José, por obvias razones.
- Es que no entiendo por qué ahora, ¿cachái? Si ha pasado caleta de tiempo, es estúpido. - Dije sintiendo la humedad en mis mejillas.
- Ya, pero es que siempre va a ser diferente po', Maca. Ahora estái más grande, veís las cosas desde otra perspectiva. Quizás ahora sientes que te hace más falta no más.
Asentí. Sus palabras siempre me calmaban, era como si pudiera entender mejor que yo lo que me pasaba, era como si ella me conociera más que yo misma.
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Si tú supieras || Rubirena
FanfictionMaca y Rubí se conocieron cuando tenían diez años y se distanciaron cuando tenían dieciocho. Los invito a hacer un recorrido de sus momentos desde que se conocieron, al presente, visto desde los ojos de sus protagonistas. Para ellas, repasar su his...