C7: En la boquita

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Por ti yo he sido tan cobarde y ahora es tarde para darte el corazón.

M.

No podía dejar de pensar ni un segundo en ella, en la Rubí.

Cuando era de día, buscaba la luna que apenas se divisaba en el otro extremo del cielo, para contemplarla, como si así el mensaje de que estaba pensando en ella, le llegaría.

Desde el segundo después de que me había besado, llevaba esforzándome en reprimir lo que pensar en ella me hacía sentir. Le había prometido que nada cambiaría y mi promesa la cumpliría, aún así tuviera que tragarme todos mis sentimientos. De todas formas, prefería eso a perderla.

Disfrutaba de estar en el campo, no había nada como la paz y el silencio de una casa en medio de la nada, rodeada de árboles y animalitos. Sin embargo, la extrañaba cada día más. Mi tía ya había tenido que ir al centro de la ciudad a recargarme el teléfono cuatro veces, con la Rubí el tiempo se nos iba volando y no nos dábamos ni cuenta cuando ya habíamos pasado una hora hablando por teléfono.

- Hola, Tere. - Saludé a la gallina mientras entraba a buscar huevos.

La Tere ya había superado la expectativa de vida de una gallina normal, tenía trece años, era la gallina más vieja que tenían mis abuelos. Una cosa que amaba de ellos, era que no mataban a sus animales como lo hacían todos los del campo.

Llevaba como ocho huevos entre mis manos cuando sentí mi celular vibrar en mi bolsillo. Casi me caigo, estaba muy concentrada caminando con cuidado para no botar ningún huevo, pero con el susto de la vibración, uno se estampó contra el suelo.

- No...

Con cuidado dejé los otros en el suelo y con rapidez busqué un canasto para echarlos.

- ¿Aló? - Contesté la llamada causante del estrellamiento de un huevo.

- ¡Hola! ¿Cómo estái?

Sonreí por la alegría de su voz.

- Bien po', ¿y tú?

- Bien. Oye, te llamé ahora porque a la noche viajo, entonces no podremos hablar.

- ¿Ya te vuelves a Santiago? - Le pregunté mientras me sentaba encima de los acumulos de paja.

- Sí po', Maca, ya pasaron las tres semanas. Tú... ¿Aún no sabes cuándo vuelves?

Suspiré. El tiempo se había pasado muy rápido, pero mi tía seguía sin darme una fecha de regreso.

- No, mi tía no me dice nada. - Le respondí cabizbaja.

- Ya, pero no importa, estoy segura que volverán pronto.

- Ojalá po'.

- Oye, te compré muchos regalitos, ojalá te gusten.

- ¡Qué linda! Obvio que me van a gustar. - La sentí sonreír al otro lado del teléfono. - Yo no he salido del campo, pero te puedo llevar huevos si querís.

Se rió.

- No te preocupís, tonta.

- Ya, pero puedo ir al centro con mi tía estos días y te compro algo, ¿qué te gustaría que te regalara?

- El mejor regalo va a ser volver a verte po'. - Sonreí. - Y darte un abrazo muy, muy largo.

- Pero en serio po'. - Insistí ignorando las mariposas en mi estómago.

- Es en serio po'.

- ¡Maquita! - Escuché a mi tía llamarme al mismo tiempo que la veía entrar al gallinero. - ¡Pensé que te había pasado algo! ¿Por qué te demorabas tanto? ¿Se te cayó un huevo? - Preguntó lo último mirando el huevo hecho pedacitos en el suelo.

Si tú supieras || RubirenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora