Veinticuatro horas parecen un siglo sin ti. Yo no sé quién soy, si no estoy contigo.
R.
El día que vi a la Maca en la escuela donde dimos la PSU, marcó un antes y un después de mi etapa de duelo. Cuando mis ojos conectaron con los suyos sentí que todo a mi alrededor se detenía, pero me bastaron solo unos segundos para darme cuenta que no estaba sola, ahí estaba, la misma persona que tanto daño nos había causado. Me dolía que la Maca siguiera teniendo contacto con ella después de todo, que no abriera los ojos para darse cuenta que ella siempre quiso vernos así.
Ese mismo día decidí que le entregaría esa caja que miraba de vez en cuando, escondida bajo mi montón de ropa sucia. No la había abierto desde ese día que fuimos al mirador con el Miguel.
Unos días antes de navidad mensajeé a la tía Marta para preguntarle si podía ir a dejarla, ella siempre tan amorosa, me dijo que obvio que sí, así que el 24 mismo, escribí una nota rápida sin mucho sentimentalismo y la puse en la caja. Traté de hacerlo rápidamente, no quería tener el impulso por revisar de nuevo todo lo que había puesto allí dentro.
Cuando la Maca se fue de mi casa ese día en que todo se rompió, empezó una etapa de dolor eterno en mí. Andaba triste todo el día, bajoneada, me sentía vacía. La extrañaba mucho, cada segundo más. Mi familia trataba de subirme el ánimo, también el Miguel y la Coté, quién volvió unos días antes de la PSU, pero nada funcionaba conmigo. Era como si solo siguiera existiendo por inercia, como si mi mente se hubiese apagado ese día, no tenía más emociones que la profunda pena que ocupaba cada centímetro de mi organismo.
Pero cuando dejé esa caja el día de navidad en la casa de la Maca, me sentí mejor, por fin. Sentí que había liberado una parte de mí, me sentí más tranquila. A fin de cuentas todos tenían razón, yo ya lo había intentado todo.
Ese verano, fue el verano que más salí en mi vida. Mi mamá cambió el habitual destino de vacaciones, por uno más al sur, Pucón. Fueron unos días muy lindos que sentí como poco a poco mi corazón sanaba sus heridas.
Cada vez que me reía con la Esme, que caminábamos por la ciudad, que recorríamos la naturaleza, que abrazaba a mi mami antes de ir a dormir. Cada vez que disfrutaba lo que estaba haciendo, sanaba un poquito más. Lo más difícil era conciliar el sueño, dormirme sin pensar en ella, en qué estaría haciendo, era algo que nunca conseguí. Y aún no lo consigo.
En la PSU me fue relativamente bien, para sorpresa de todos. Literalmente había dado las pruebas con la tristeza comiéndome la cabeza, pero lo había logrado. Había alcanzado el puntaje que necesitaba para estudiar lo que quería y donde quería. Estaba feliz.
Me acuerdo que el día que me matriculé, por inercia tomé mi teléfono y abrí el chat que tenía con la Maca. Cuando me di cuenta de lo que estaba haciendo, caí en la realidad. No le podía contar lo que me estaba pasando, ya no formábamos parte de la vida de la otra.
Eso es una de las cosas que más me costó aceptar, no tenerla ni siquiera como mi amiga. Durante ocho años le había contado todo lo que me pasaba a ella, nos alegrábamos juntas por los logros de la otra y nos consolábamos cuando las cosas iban mal, pero ahora nada de eso era posible, porque ella había decidido cortarnos desde la raíz.
Me pasó más de una vez que tuve el impulso de tomar el teléfono e ir a contarle a algo, por suerte me daba cuenta de lo que estaba haciendo antes de que lo hiciera de verdad.
Durante todo ese verano me pregunté si la Maca se había ido al campo o no. Si acaso aún estaba en la ciudad, si por alguna razón nos cruzaríamos accidentalmente en alguna calle o en algún paradero de Maipú. Nunca tuve respuesta, ella siempre fue un poco dejada de las redes sociales, así que no subía mucho a historias y cuando lo hacía, normalmente eran fotos de sus dibujos, o compartía post o historias en las que la habían etiquetado.
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Si tú supieras || Rubirena
FanfictionMaca y Rubí se conocieron cuando tenían diez años y se distanciaron cuando tenían dieciocho. Los invito a hacer un recorrido de sus momentos desde que se conocieron, al presente, visto desde los ojos de sus protagonistas. Para ellas, repasar su his...