Una guerrera está destinada a pelear incluso cuando la muerte se entromete en su camino. Destinada a dar hasta la última gota de sangre por su gente.
El amor era una debilidad, una debilidad que ablandaba todas las fortalezas y que poco a poco cons...
—¿Chit hell are emo doing? (¿Qué demonios están haciendo)—musitó Anya mientras se acercaba más a ver como unas bengalas salían de la tierra y se dirigían al cielo.
—Sons kom a bitch (hijos de puta)—murmuró la comandante mientras seguía con lo que le permitía su vista ver.
Lo que Alessia había deducido y lo que probablemente sea lo más obvio es que están buscando atraer la atención de más personas con aquellas bengalas. Los skaikru estaban a un hilo de romper la cuerda con lo que estaban haciendo. Por mucho que Alessia no fuera de las personas que actúa por emociones pero la estaban enojando demasiado de la forma en que creían que eran los únicos en la tierra. Y que podría hacer lo que quisieran con ella, donde sea y cuando sea.
Desde hace mucho tiempo las personas caían del cielo buscando rectificar teorías que tenían sobre la tierra, pero no pasaban un día en esta para si quiera contar la historia, algunos por radiación, otros por falta de suministros. O fácilmente morían en las manos de los terrestres. Más específicamente las de Alessia.
Ella había llegado a ser sentenciada una vez por traición debido a que hubo rumores de que había ayudado a una de los skaikru. Por lo cual llegaron a los 10 cortes antes de que sus padres admitieran que ellos habían ayudado al caminante espacial y no ella. Casi fue expulsada de su clan debido a aquella "traición" y eso fue lo que la llevó a los terrestres del sur, los cuales era el único de los 12 clanes que no tenía comandante porque el anterior no había asignado un segundo.
Las dos partes de los terrestres habían logrado unirse después de tantos años que habían estado separados. Allí fue cuando Anya y Alessia se hicieron cargo de los terrestres y cuando por primera vez en los veintitrés años que Alessia llevaba viva, habían estado dos comandantes al cargo de los terrestres.
—No llegarán muy lejos. Son demasiado pequeñas y poco llamativas para alguien que las ve desde el cielo.—Nyko, uno de los curanderos de los terrestres de posicionó al lado de ambas comandantes, observando los mismos destellos de luz en el cielo.