Una guerrera está destinada a pelear incluso cuando la muerte se entromete en su camino. Destinada a dar hasta la última gota de sangre por su gente.
El amor era una debilidad, una debilidad que ablandaba todas las fortalezas y que poco a poco cons...
—Deberías irte, tu gente te debe estar esperando.—Alessia limpio con su palma las pocas lágrimas que aún se asomaban en sus ojos mientras bajaba la colina para acercarse a Bellamy, el cual se encontraba terminando de ayudar a los últimos que se habían quedado en aquella aldea. Heridos, niños o adultos. —Ya hiciste mucho.—
Bellamy frunció el ceño ante de sus palabras para después asentir lentamente, era cierto, debía irse o comenzarían a mandar guardias para aquella zona y si quería que más cuerpos se sumaran a los ya quemados, debía irse.
—¿Segura que vas a estar bien?—cuestionó mientras levantaba una de sus cejas. Alessia asintió sin querer darle importancia a cómo se sentía, si ignoraba el sentimiento pronto se daría cuenta que ya lo había olvidado. —En ese caso, supongo que esta es nuestra despedida.—
Alessia lo observó un segundo antes de hacer algo que pensaba que nunca haría, y fue qué pasó sus brazos sobre los hombros de él y lo abrazó.
Claramente aquello había desconcertado a Bellamy, pero no fue mucho después también rodeó con su cuerpo con sus brazos mientras escondía su rostro en el hueco de su cuello.
Se mantuvieron en silencio hasta que la voz de nyko, desde lo lejos llamándola se hizo presente, debía estar con los heridos así que debía irse.
—Gracias.—le murmuró y el asintió antes de comenzar a tomar camino para alejarse de la aldea.
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—Skaikru ya está lista.—gustus corrió las telas que cubrían el lugar donde lexa y Alessia se encontraban sentadas.
Esta última había pasado una noche difícil, sin embargo, no se podía dar el lujo de llorar hasta quedarse dormida, en la tierra, la debilidad es muerte así que debía olvidar cualquier cosa que se interpusiera en su camino de liderar.
