Una guerrera está destinada a pelear incluso cuando la muerte se entromete en su camino. Destinada a dar hasta la última gota de sangre por su gente.
El amor era una debilidad, una debilidad que ablandaba todas las fortalezas y que poco a poco cons...
—¿Puede alguien oírme? Soy octavia. ¿Puede alguien oírme, maldición?—repitió octavia al lado de Alessia. A quien le estaban curando las heridas del estómago.
—O, soy yo. ¿Estás bien?—se escuchó del otro lado y ambas compartieron una mirada sorprendida.
—Estoy bien.—
—¿Qué hay de Alessia? ¿Qué pasó con ella?—preguntó rápidamente.
—Ganó.—explicó, haciendo que bellamy mirara la radio totalmente confundido.—Me dejó vivir para comenzar una tregua donde todos los clanes compartieran el búnker. Bell, ¿Qué diablos hiciste?—
—No fui yo, pero lo arreglaré.—respondió del otro lado.
—No tenemos mucho tiempo.—aclaró Alessia, alejándose de la persona que la estaba curando y volviendo a colocarse de pie.
—Alessia decidió compartirlo equitativamente, 100 por cada clan. Kane está afuera comprándonos tiempo, ayudando a seleccionar su gente. Y Gaia convenció a los exploradores de que cierren el templo. Pero si alguien descubre que skaikru se robó el búnker, estaremos todos muertos.—explicó octavia, volviendo a sentar a Alessia, quien parecía no captar las órdenes de que se quedara quieta.
—Recibido. Voy en camino. O, necesitaré algo de tiempo.—
—¿Qué? Bellamy, no tenemos tiempo.—fue en ese momento cuando la frecuencia del otro lado no sé escuchó más.—¿Bellamy?—
{...}
—Eligieron, hay que encontrar otro modo de entrar.—musitó indra.
—No hay modo. Estuvo escondido cien años.—explicó octavia.
