Una guerrera está destinada a pelear incluso cuando la muerte se entromete en su camino. Destinada a dar hasta la última gota de sangre por su gente.
El amor era una debilidad, una debilidad que ablandaba todas las fortalezas y que poco a poco cons...
—Diles, Abby.—alessia abrió las puertas del salón de honor sintiendo como el enojo la carcomía. Había despertado hace unos minutos del tranquilizante que Clarke le había inyectado, y se había levantado con la noticia de una ascensión de una comandante.
—Heda.—murmuró indra hincándose, dándole paso a que lo demás representantes de los clanes se arrodillarán ante su presencia.
—Diles a todos como Wanheda se convirtió en natblida.—exigió Alessia hacia Abby, quien había llegado unos segundos antes que ella.
—A través de la ciencia.—confesó Abby creando murmullos entre todos los que se encontraban en el lugar.
—¿La convertiste en sangre nocturna?—pregunto Gaia totalmente confundida.
—Sí.—
—Si cualquiera puede ser natblida..—comenzó Alessia. —Si cualquiera puede llevar la llama, ya no podemos confiar en la sangre.—
—En lo que todavía podemos confiar es en la espada.—afirmó indra. —Hemos retrasado bastante este guerra.—
—Indra, hod op. (Indra, espera)—la detuvo Alessia con un tono severo.—Hay algo en lo que wanheda tiene razón.—reconoció Alessia llevando su mirada a Clarke.—Librar una guerra no es la mejor forma de decidir quién sobrevive.—
—Convocaste al consejo para una ascensión, pero omitiste la mejor parte.—explicó roan.
—Un cónclave.—descifró indra.
—Un cónclave final. Un campeón por clan. Una muerte en lugar de miles. Y quienquiera que gane, consigue el búnker.—propuso colocando su puño en frente de Alessia, quien lo miró fijamente.