15. Primeros Auxilios.

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El bronceado en la mitad de su rostro aún era notorio, así que el lunes, su madre le ayudó a disimularlo con un poco de maquillaje, para no convertirse el centro de burlas en la universidad. Cuando se miró al espejo Jongdae sintió que por fin se parecía a Jongin. Dio un suspiro y se marchó a la universidad, no podía esconderse en su casa hasta que su piel recuperara su tono natural.

—Hey, dos caras —Junmyeon se burló.

Jongdae se sentó a su lado, puso su mochila sobre la mesa y enterró rostro en ella. Solo se movió cuando sintió que alguien se sentaba a su lado y le tocaba una pierna.

—Hola —dijo con una sonrisa, que pronto desapareció para dejar un ceño fruncido—. ¿Qué haces aquí?

—Estaba aburrido —Minseok murmuró, poniendo su mochila también sobre la mesa para acomodarse sobre ella.

—Van a sacarte de aquí —Jongdae advirtió.

—¿Quién? ¿Tú? —Minseok alzó una ceja—. Nadie me notará, hay como cien estudiantes aquí.

—Y eres el único con cabello rosa.

Minseok le dio una mirada de inconformidad. Sacó un gorro negro de su mochila y se lo puso en la cabeza, escondiendo incluso el flequillo en él.

—Asunto resuelto —declaró.

Jongdae lo miró con curiosidad.

—¿Qué?

—Me pregunto cómo lucirías sin pendientes y con el cabello de tu color natural.

Minseok paseó su mirada por toda el aula pensativamente.

—Luciría como cualquiera —concluyó en un murmullo.

Jongdae ni siquiera pudo imaginarlo. Se arrimó un poco a Minseok y de un tirón le quitó el gorro.

Minseok lo miró con el ceño fruncido. Jongdae le acomodó el cabello con sus dedos.

—Nunca podrías lucir como cualquiera, aunque lo intentaras —Jongdae aseguró inclinándose hacia él para poner un rápido beso en sus labios.

El profesor entró al aula justo después de su fugaz beso y empezó con su cátedra de inmediato. Minseok no pudo ocultar del todo una sonrisa. Llevó su mirada al frente y prestó atención a lo que el profesor decía.

Jongdae, por otra parte, no fue capaz de mantener su vista al frente. Sus ojos iban de un lado a otro sobre la silueta de Minseok que tenía las manos sobre su mochila. Jongdae se distrajo con los llaveros que colgaban de cada uno de los cierres de su mochila. Tenía tres: una pequeña guitarra acrílica que decía Seattle, un helado Kawaii de metal y un balón de fútbol americano.

Cuando hubo terminado de inspeccionar los llaveros, le tomó una mano y se entretuvo jugando con sus dedos. Más tarde, Minseok bajó una de sus manos y la puso sobre su pierna, casi casualmente.

Jongdae se paralizó al sentir la presión sobre uno de sus muslos, pero Minseok continuó presionándolo de arriba a abajo, acercándose demasiado a su ingle. Jongdae suspiró e intentó controlarse, estaban en un salón repleto de estudiantes.

¡Abajo, Fifi!

—¿Pueden dejar de manosearse? —Junmyeon le pidió en un susurro.

—Min, dice Junmyeon que dejes de manosearme —Jongdae le susurró a Minseok.

Minseok sonrió. Y levantó su mano del muslo de Jongdae. Inmediatamente volvió a ponerla.

—Lo siento, la gravedad no me lo permite.

GRAVITY [Chenmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora