Cómo sería que usted me tocara… cómo sería. Con solo la yema de un dedo suyo sobre mi piel, me habría podido matar. Todas las mañanas imagino lo mismo, la llana sensación de la fantasía me dice que está a mi lado, que puedo tocar sus labios entreabiertos, que puedo sentir la maravilla de su acompasada respiración.
Lo puedo todo en los sueños, porque nunca se separa de mí. Cómo sería que usted me abrazara… el dolor es demasiado dulce, infinitamente embriagador. Si solo una vez lo hubiese tenido, si solo pudiera alcanzarlo. Cuántos crímenes no hubiera cometido por esa voz susurrándome al oído, por su calidez, y por las mil razones que lo han hecho asombroso.