Han pasado muchas cosas desde la última vez que me atreví a escribir. Vivo asustada por mi realidad y pierdo las ansias de luchar. ¿Alguna vez tuve alas?
Toda mi vida se ha basado en mentiras, en estetizarlo todo. Mis tristes libros no me salvan del todo, a veces tengo que huir sola, a veces debo cerrar los ojos y dejarme llevar por mi piano eterno. No puedo olvidar, todo mi proceso descrito en mil poemas me resulta hoy vano e inmundo. Dejé que las sombras lograran enterrar el único método que me quedaba para hablar sobre mis miedos de forma precisa. Ahora escribir hiere, traducir el pánico en prosa es casi imposible. Pero no puedo parar, me gusta lastimarme, me acostumbré a odiarme.
Mis vivencias me han traído hasta aquí, el monstruo miserable me ha paseado por rostros imborrables, me ha obsequiado a los fantasmas, me ha ilusionado con espejismos de amor y protección. Páginas viejas me empeño a leer, quisiera volverme ficcion, y burlar a mis verdugos para siempre. Hay tanto rencor en mi alma, no sé cómo llamarle a esta oscura nada.
La gente se ha cansado de leer la misma mierda de cada día. Mis letras siguen relatando añoranza, tristeza, lágrimas. Mi cerebro repite letras de sufrimiento, mi existencia se encierra en el mismo círculo vicioso de mis años atrás.