En estas semanas las cosas no han estado nada bien. A veces ocupo este espacio más como un diario. Un diario de vivencias tristes. Hoy es uno de esos días. Ni siquiera los libros, ni siquiera los miles de amables aromas. Nada de eso me cambia, nada me obsequia un final feliz. Y créeme que ahora mismo no me negaría a un fin. Sea como este sea, la verdad es que ya no me importa. No quiero vivir en neutro eternamente…
Y ellos no paran de decirme que no hay tiempo para esperar. Que aunque inútilmente, las horas pasan también para mí. Que debo vivir, vivir. Aunque delante solo divise un gran vacío, un hueco que se asemeja a mi corazón. Eso si es que tengo uno. No hay tiempo, los relojes avanzan. Las personas gritan a mi alrededor. Las siento como un zumbido irritante que no acaba nunca.
La muerte nos respira al oído. Aunque no tenga voz siempre demuestra de algún modo que está entre nosotros. Que tan de pronto ataca.
No hay tiempo para poetizar perennemente mis desdichas.