Capítulo 19: Dolor

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Llegar a la casa de los padres de Amy, fue incómodo, su madre me preguntaba por Amy, y su padre me miraba con enojo y desprecio, Lucius acababa de llegar.

— Hija, que alegría verte —  dijo intentando abrazarme

— Yo no puedo decir lo mismo padre  — dije alejándome

— Nuestro señor, pidió insistentemente que estuvieras aquí  — dijo Lucius mirando a los Rosier como si fueran poca cosa.

— He recibido su carta, debería considerar ser más discreto, entregar cartas con la marca tenebrosa no es una manera sutil —  dije sentándome en el sillón

— ¿Cómo está Amy?, no he sabido nada de mi hija, ¿necesita algo?  —  dijo Adelaine Rosier

— Ahora se preocupa por ella, si ustedes la echaron a la calle y no les importo, que quede claro que mi novia tiene todo mi apoyo y no necesita de su ayuda —  dije enojada

August Rosier iba a protestar, pero la llegada de Voldemort lo hizo callar, llegó junto a un grupo de mortifagos que traían a una chica y un chico que parecían no ser mayores de 16 años, estos estaban atados, inconscientes y bastante golpeados.

Hicimos una reverencia, saludando a Voldemort, mientras él se acercaba lentamente

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Hicimos una reverencia, saludando a Voldemort, mientras él se acercaba lentamente.

— Hoy, probaremos la lealtad de Amélie Malfoy y le daremos la bienvenida oficialmente a nuestro lado — decía — Acércate niña —  dijo haciendo una seña para que me acercara

Camine lentamente, con paso firme hacia donde estaba él, en medio de la sala, hice una reverencia y él puso su mano en mi hombro.

Voldemort hizo una seña a los mortifagos y estos agarraron a los chicos y les quitaron las vendas de los ojos y luego los tiraron al suelo, me miraban con miedo, sabía lo que Voldemort me pediría que hiciera, pero ¿cómo lo haría?, no podía.

Voldemort apuntó su varita a ambos chicos y gritó — Crucio — ellos se retorcían del dolor, quería ayudarlos, en serio quería hacerlo.

— Bien niña tu turno — dijo mientras sonreía de la manera más sádica que haya visto —  Sabes que tienes que hacerlo —

Saque mi varita y apunte a los chicos que me veían con temor — Crucio  —  dije torturando a aquellos chicos.

Después de media hora torturándolos, Voldemort se acercó nuevamente posicionándose a mi lado.

— Mátalos — dijo de manera sombría, se acercó a mi oído y susurró —  Recuerda nuestro trato, o aquellas personas que amas sufrirán las consecuencias — y se alejó

Cerré mis ojos y la imagen de Cedric pasó por mi mente, como podía matar a estos inocentes.

Apunte mi varita hacia los chicos y susurre — Avada Kedavra — y sus cuerpos cayeron sin vida a mis pies.


Era la primera vez que asesinaba, mi cuerpo pesaba, y miles de pensamientos me atormentaban.

— Bien hecho, ahora eres parte de nosotros — dijo Voldemort con una sonrisa sádica.

Los demás celebraron y todo era una algarabía, una reunión tuvo lugar aquel día, Voldemort necesitaba tener una profecía en sus manos, no mencionó muchos detalles, pero iban a hacer lo que sea para conseguirla.









Al regresar al instituto me encerré en el salón de duelos, no quería ver a nadie, no podía mirar a Amy después de lo que hice, como le diría que me volví una asesina.

— Maldita sea — di un golpe en la pared —

Eres una mierda — otro golpe a la pared

Como vería a Amy y a Hermione a los ojos después de lo que hice, como podía siquiera poder pronunciar sus nombres, se decepcionarían de mí.

Continúe golpeando hasta el amanecer, tenía mis manos destrozadas, pero no sentía dolor en ellas, tenía mi alma rota y cada vez que cerraba los ojos veía a aquellos chicos y a Cedric, la culpa me carcomía y no podía cambiar lo que había hecho.

Me repetía una y otra vez que, lo que había hecho fue para proteger a los que amo, pero aun así dolía, dolía tanto que podía matarme

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Me repetía una y otra vez que, lo que había hecho fue para proteger a los que amo, pero aun así dolía, dolía tanto que podía matarme.

La puerta del salón se abrió, y alguien entró.

— Amor, que hiciste — pronuncio Amy asustada al ver mis manos.

— Nada que no merezca, de hecho merezco mucho más que esto — dije mirando al suelo

Ella me miró triste y preocupada, me ayudó a levantarme para luego llevarme a su habitación.


Quiero dejar de pensar, porque el dolor del corazón no se asemeja a lo que causan mis pensamientos que destruyen y torturan mi alma.

Inconmensurable (Hermione Granger)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora