Natasha
Mi padre tomo la mano de mi hermana pequeña y salimos corriendo hacia el bosque, mientras nos escondíamos de mamá, quien contaba del uno al veinte.
Cuando nos colocamos detrás del arbusto, papá se movió y Yelena le hizo una seña para que se quedara quieto, ambos eran muy ruidosos y yo quería ganarle de una vez por todas a mi madre, así que me aleje de ellos.
Mientras mas me adentraba en el bosque, más lejos me sentía de mi hogar, entonces los gritos de terror de mi hermana pequeña me alertaron y corrí para saber porque gritaba.
Pero no sea Yelena, no estaba Melina ni Alexei, ni siquiera era mi casa, era una choza, ya no había bosque, ahora la nieve cubría el panorama.
Gritaron otra vez desde la choza.
— ¡Mamá!, ¡Mami shalvame! — hablo la voz chillona de Milenka desde dentro.
No podía entrar a salvar a mi hija, trate de tirar la puerta, y por la ventana fue como pude ver el estado de mi hijita.
Amarrada a una silla, en ropa interior, con la piel pálida y el cabello cortado hasta los hombros, quería entrar pero me era imposible, entonces alguien se acercó a la niña y dió la cara hacia mi.
Dreykov, sostenía una pistola en sus manos, con una sonrisa burlona, mientras apartaba llora pocos cabellos de mi hija de su cara.
Y mirándome a los ojos, puso la pistola en la sien de Milenka y disparo sin siquiera parpadear.
Me estremecí y desperté ante el horrible sueño que había tenido, desesperada, corri hacia la habitación de Milenka.
La pequeña dormía plácidamente junto al tigre que su padre le regaló unos días atrás, me acerqué lentamente para no despertarla, y me puse de rodillas para asegurarme de que era mi hija, aparte los cabellos de su carita, puse mi mano en sus mejillas rosadas que estaban calientes, hice a un lado las cobijas y me recosté junto a ella.
Milenka sintió mi presencia y paso su brazo sobre mi para a abrazarme.
Las pesadillas eran recurrentes, el miedo de que la KGB me quitará a Milenka era algo que me atormentaba desde que destruí aquella maldita organización.
Descubrí por mi misma que el procedimiento que nos realizaban era más bien psicológico, ellos jamás nos quitaron nuestro aparato reproductor, nos hicieron creer que así fue, lo único que hacían en el procedimiento quirúrgico era congelar los óvulos para así no dejar la posibilidad de que alguna de nosotras pudiera tener hijos si ellos no querían.
El suero del súper soldado había logrado que los óvulos congelados dentro de mi fueran descongelados y después uno de ellos fecundado, creando así a mi hija.
Cuando me enteré que mi bebé venía en camino, me asusté porque si alguno de mis antiguos enemigos sabía de ella, aprovecharían para hacerle daño y de esa forma a mi también, por eso trataba de mantener a Milenka como un secreto.
Milenka se acomodo y se pegó más a mi, era hermosa, y siempre me recordaba a mi hermana pequeña.
Nunca supe que fue de Yelena, si murió, escapó, o sigue por ahí en el mundo, solo se que en mi corazón la extraño aunque nunca lo admita, ella y nuestros padres fueron la primera familia que tuve y por lo tanto, uno de los tesoros más preciados de mi pasado.
Me quedé dormida sintiéndome más tranquila al tener a Milenka a mi lado sabiendo que si estábamos juntas no le iba a pasar nada.
Por la mañana, Fury me dijo que tenía una misión para mí, así que prepare las cosas de mi hija y fuimos hacia el complejo de los vengadores.
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Hasta La Última Estrella Del Cielo
Romansa"Sexo sin sentimientos" era la frase de la peligrosa relación informal que el gran Capitán América y La Viuda Negra, dónde cada uno ponía de su parte para complacer al otro. Pero todo salió mal, las emociones se colaron y otra mujer llegó a la vida...