Capítulo 06

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El dolor de cabeza era demasiado intenso, no sentía bien su cuerpo e incluso le dolía un poco el estómago, el solo hecho de pensar en todo lo que hizo la noche anterior lo volvía loco. Obviamente estamos hablando de Fernando, tanto alcohol y casi nada de comida en la fiesta de ayer, la resaca lo estaba matando, o tal vez estaba siendo algo dramático respecto a eso, aunque no era lo único que le preocupaba en ese momento... No estaba en su casa, algo que notó ni bien abrió sus ojos, tuvo un miedo bastante alarmante en esos momentos, levantó la sábana, rezando para que tenga toda su ropa puesta, se conocía y sabía que podía hacer estupideces borracho, pero para suerte suya estaba intacto, excepto por los zapatos, pero eso era lo de menos. Suspiró de alivio, aunque siguió preguntándose qué hacía ahí, al levantarse de la cama, no podía ver bien, necesitaba sus lentes, aunque finalmente pudo reconocer en dónde estaba sin ellos, en una de las habitaciones de la residencia, y también era obvio en cuál de ellas, vio a Máximo, borroso, como una manchita en el lente, pero lo vio, así que agarró una almohada y se la tiró en la cara.

- Oye, despiertaaaaa, y dime dónde están mis lentes que no puedo ver. -después de decir eso, se tiró a la cama, tenía sueño y hambre, ya no aguantaba.

- ... ¿Qué? ¿Lentes? Están al lado tuyo, ciego. Déjame dormir más.

- Agggg, pero levántate, tengo hambre, y sed. Sálvame la vida, por favor.

- Está bien. -a duras penas, Máximo se levantó del piso, era como si estuviera en modo automático, menos mal había comprado dos sándwiches ayer luego de salir del instituto, así que los agarró y le dio uno a Fernando.

- Gracias, te debo una. -dio el primer bocado- Ufff, no sé si es porque tengo mucha hambre, pero esto está exquisito. -lo decía con la boca llena, pero pudo entender lo que quiso decir.

- Ajá.

- Oye, ¿Qué pasó ayer? Recuerdo algo de lo que yo hice, pero no recuerdo que hayas estado conmigo, solo un poco.

- Oh... Justo quería hablarte de eso ayer mismo... Pero parecías gelatina, no podías ni pararte, así que te traje conmigo.

- Ya veo, bueno gracias ja, ja, debería dejar de tomar tanto alcohol en las fiestas.

- Sí... Pesas mucho en serio, encima te pones a decir cosas cuando estás borracho...

- Ah. ¡Ja, ja, ja! Perdón, perdón. Pero bueno, ¿Qué pasó ayer? ¿Ehhh?

- Yo... Yo me encontré con Luka a noche. -se ruborizó mucho, aunque Fernando se concentró más en su comida.

- ¿Y? ¿Me dejaste por estar de perrito arrastrado? Ja, ja.

- No, de hecho... Yo había salido del baño, y luego salió él... Y... Y me besó. -Fernando abrió sus ojos como si se le fueran a salir como balas de una pistola, casi escupe su comida de la sorpresa.

- ¡¿Qué?!

- Sí... y luego me llevó a un cuarto que estaba cerca y... y tuvimos... relaciones, tú sabes. -ardía de la vergüenza, incluso más que ayer, contarlo fue más difícil de lo que él creía.

- No te creo... -Máximo no fue exacto en lo que le dijo, pero su amigo lo entendió al instante.

- ¡Sí! Y ahora, no sé qué hacer, estoy confundido. ¡¿Cómo le voy a mirar a la cara ahora?! Lo que le hice está mal, no sé si él estaba borracho, o si me confundió con alguien más, se supone que debe saber quién soy, ¿no? ¡¿Que no deberíamos estar casados para hacer esas cosas?! ¿Va a denunciarme por abuso sexual?  Sí, eso es exactamente lo que va a hacer, tengo que llamar a un abogado, yo no conozco ninguno, ¿tú sí? Porque yo no. ¡Dime que conoces uno muy bueno, por favor! ¡Ahhhhhh! -estaba empezando a exagerar, hablaba muy rápido, agarró a Fernando de los hombros con fuerza e incluso se le podían salir las lágrimas en cualquier momento, un drama digno de un niño.

Déjame amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora