Entre tú y mil mares

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Cherry siempre había soñado con las cosas que había en la tierra; siempre había deseado salir del inmenso mar y ver a aquellas criaturas que andan lo que se dice llamar piernas.

Él tenía una copa de color rosa y larga al igual que su pelo. Era el tritón más hermoso de todo el mar (según su madre).

Deseaba algún día salir del mar aunque sea una vez y ver las maravillas de otro que no fuera su mundo.

Y eso ocurrió, ahora se encontraba afuera de su hogar, en un lugar extraño con muchos aparatos que no conocía; lo tenían en una prisión, estaba en agua pero el lugar era limitado.

Estaba en una enorme pecera con solo una roca de compañera.

Ahora mismo se arrepentía de haber deseado salir, no lo quería así. Hace pocas horas que despertó y hasta ahora no había visto a nadie pero tenía mucho miedo.

Se movía de un lado a otro desesperado, quería escapar, quería a su hermano, a su madre a sus amigos; se arrepentía de haber deseado salir.

Todo ocurrió hace algunas 24 horas...

24 horas antes.

—Estas loco hermano—. Le decía Langa a Cherry. El hermano mayor puso los ojos en blanco—. ¡No puedes salir del mar! La gente de arriba es muy rara y quizás te lastimen.

—Solo quisiera salir un poco hermanito, no creo que toda esa gente sea mala, tiene que haber gente buena.

—Pero ellos son diferentes a nosotros, Cherrt te harán daño por favor no vayas.— Suplicaba el menor desesperado.

Cherry soltó un gran suspiro y se rindió, cedió a la petición de Langa y se quedó. Pero cuando cayó la noche escapo de su casa, vio que su hermano y madre estuvieran dormidos y salió de prisa.

Hace unos días había visto un enorme barco en color blanco quedarse cerca de una pequeña laguna y las sirenas y tritones decían que había humanos.

Era raro que un humano estuviera en el habitad de las sirenas.

Aunque según dicen hay humanos que dicen que las sirenas no existen. Vaya ilusos.

Cherry tenía que nadar mucho para llegar a la superficie; él lugar donde vivía tanto él como los demás estaba demasiado alejado tanto de la superficie como de los demás animales.

Ellos eran un secreto. Uno que se debía tener guardado.

Pero Cherry no quería ser un secreto.

La luna ya se reflejaba en el mar, era grande y redonda, Cherry amaba la luna y le gustaba admirarla desde la laguna.

Con mucho cuidado se puso detrás de una enorme roca y observo a las criaturas de dos piernas que se encontraban ahi; era un pelirrojo, uno de pelo azul y otro más joven de pelo negro; los tres con capaz color blanco.

—¿Y se supone que aquí hay sirenas?

—Eso dicen pero llevamos casi una semana aquí y no hemos visto nada.

—Las sirenas no existen.

—Que negativo eres Miya, debemos encontrar aunque sea una sirena para sacar más pruebas, con las mantarrallas no será suficiente.

¿Mantarrallas? ¿Qué le habían hecho a las pobres mantarrallas?

Cherry supo que habían desaparecido 3 de ellas, ahora sabe porque.

—Creo que vi algo...—Cherry se asusto y se escondió aun más detrás de la roca, escuchaba los pasos alrededor de la laguna—. Trae una cadena de las gruesas y una dosis en inyección.

Ya comenzaba a temblar, saco un poco su cabeza para ver si aun seguian ahí ya que dejo de escuchar movimientos; estaba vacío.

Con un suspiro salió por completo pero fue mala idea ya que sintió que algo se enredaba en su cola; una cadena.

—Oh por dios...una sirena—. Decía el de pelo rojo.

—¡No te quedes solo viendo, tira!— Ordenó el de pelo azul y entre los dos comenzaron a tirar de la cadenas para atraer a Cherry.

Intentaba escapar, movía su cuerpo una y otra vez, desesperado movía sus brazos se adentro al mar y pudo ver a alguien...alguien lo veía desde abajo.

Tadashi.

Cherry lo llamo y Tadashi hizo caso a su llamado; nado lo más rápido que pudo hasta donde estaba su amigo (prometido) y lo sostuvo de las manos.

—Busca ayuda Tadashi...

—Pero Cherry no puedo dejarte aquí...

—¡Oh por dios, hay otro!— Exclamaba uno de los humanos.

Las escamas de los dos tritones se movían desesperadas sobre su piel, sentían el peligro.

—¡Vete, vete!

Sin más, Tadashi se fue dejando solo a Cherry, se juro a sí mismo que lo rescataria.

Cherry fue sacado totalmente del mar y arrastrado por toda la arena, aún con eso no dejaba de luchar, la cadena estaba completamente atada a su cola y cuando uno de ellos quiso ponerle una soga alrededor de su cuerpo, Cherry sacó sus colmillos y lo mordió.

—¡Demonios! Miya, trae eso ya.

El tritón sintió un choque en su cuerpo, algo le picó y poco a poco fue cerrando sus ojos. Todo se había vuelto negro.

Eso es todo lo que recuerda hasta hace poco que despertó, sentía que su respiración se le cortaba.

Probablemente su madre ya se había dado cuenta de que no estaba y esperaba que Tadashi haya ido por ayuda, aunque pensando las cosas mejor, el atraer a más sirenas solo sería de beneficio para los humanos.

Que cruel especie.

Se encontraba de espaldas sobre la roca cuando escucho un ruido por detras; se giró despacio y sus ojos dorados fueron atraídos por aquel hombre.

Era alto, pelo verde, ojos cafés y enorme cuerpo; era precioso pero tenía la misma capa blanca que los otros tres y eso lo puso muy triste.

—Wow...es verdad.— Su voz era gruesa y atrayente. Se acercó hasta la vitrina pero aún así

Cherry no bajo de la enorme roca.— Eres la criatura más hermosa que haya visto.

Cherry se sonrojo y le quería hablar pero entre menos supieran que ellos pueden hablar mejor.

—Eres majestuosa, tú serás la salvación a todos mis problemas.

Bajo de su roca rápidamente y le enseñó sus dientes siendo amenazante, Kojiro se asusto, por un segundo creyó que aquel ser atravesaria la vitrina pero no fue así.

Las versiones no mentían en cuanto a las sirenas; en Peter Pan eran hermosas, atrayentes y con su voz atraían a los piratas para matarlos. Y en Harry Potter eran criaturas amenazantes y peligrosas.

Cherry era las dos.

Y Kojiro se había quedado enmudecido al verlo.

SK8♾️ |one shots|🛹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora