Tres meses después después todo estaba en orden. Allison y Christian habían empezado a salir, por probar, y por el momento todo iba estupendamente. Yo y Dylan no hablábamos y así quería que fuera. Nunca le iba a perdonar; y espero que Karla tampoco.
❇
-Hey, Jessica, espera. -Reconocía aquella voz tan grave, y a la vez tan sexy. Obviamente era Jeydon. Ajusté la mochila a mi espalda y me giré. Se colocó a mi lado y empecé a caminar de nuevo por aquel pasillo solitario del instituto. Era hora de salir, y pronto vendría una avalancha de adolescentes contra nosotros. -¿Me dejarías quedarme unos días en tu casa? Por favor... Es que hay unos problemas en mi casa y, joder.
No sabía qué decirle. La estampida de niños nos interrumpió y yo le hice una seña con el dedo diciéndole que sí. Jeydon se había convertido en uno de mis amigos, pero él tenía derecho a roce.
Una vez que el pasillo estaba despejado de nuevo, caminé hacia la salida. No nos habían puesto deberes ni redacciones, ya que eran vacaciones de Semana Santa.
Una vez fuera del establecimiento, Jake me estaba esperando, como siempre, para llevarme a casa.
-Qué tardona eres. -Me recibió con un abrazo y un beso en la frente. Me gustaba abrazarle y escuchar sus latidos.-
Subí al coche y aceleró. Me dejó elegir a mi la música y elegí la de Summertime Sadness de Lana del Rey. Como en el trayecto nos daba tiempo a escuchar mínimo tres canciones la siguiente la eligió él; pasó su dedo índice por la lista de canciones y puso la de R U Mine? De Arctic Monkeys. Mientras sonaba la canción, él hacia de Alex Turner y yo del batería y el coro. Hacíamos un dúo pésimo pero nos daba igual.
-¿Te apetece hacer los deberes en mi casa?
Asentí. Sabía que no había deberes. Aparcó delante de su casa y salí del auto, colgué la mochila al hombro y caminé hacía la puerta de su propiedad. Metió la llave en la cerradura y la puerta se abrió lentamente.
-Sube. Ahora voy yo.
Hice lo que me pidió y salté en su cama. Olía a él. Dejé la mochila a un lado y me metí entre las sábanas. Me apetecía no hacer nada. Escuché los pasos de mi mejor amigo por las escaleras y me hice la dormida.
-Finges muy mal, Jess.
Se acercó a mi y se sentó a mi lado. Le abracé y le besé las mejillas. Le debía tanto.
-Te quiero la vida. -susurré.-
-Yo te quiero de aquí a la luna y vuelta.
Se tumbó conmigo y dormimos una par de horas.
❇
Cuando me desperté Jake seguía dormido a mi lado. Amaba verlo dormir; era tan tierno.
Encendí mi celular; 6 llamadas perdidas, 2 de Karla, una de mi madre, otra de mi padre, y 2 de Jeydon. 289 mensajes en Whatssap. Dejé los de los grupos para más tarde y atendí a los importantes.
-Llámame.
Tecleé el número de Jey en el ¡Phone y lo pegué a mi oreja.
—Hola. -susurraba, ya que no quería despertar a mi querido amigo.-
—Hey.
—Bueno, ¿qué querías?
—Ah, si, ems, ¿puedo ir ya para tu casa? Tengo ya las maletas hechas y me puedo alojar rápido.
—Vale. Vente.
Finalicé la llamada y me levanté de la cama. En cuanto hice esto sentí unas manos rodeando mis muslos.
-¿A dónde vas? -Aún estaba medio dormido, era tan dulce.-
-Tengo que esperar a un amigo que se va a alojar en mi casa.
Refunfuñó y siguió hablando, con los ojos cerrados.
-Dame un beso antes de irte.
Puso morritos y le besé la frente.
-Otro.
Me dirigía a darle otro, cuando giró la cabeza y me besó en los labios. Debería estar enfadada, pero en cambio, estaba feliz. Me daba igual haberle besado. Nos habíamos dormido en la misma cama y demás, y eso, eso, era un simple beso. Le acaricié la cara y me despedí de él.
Me senté en la acera a esperar a mi invitado. Vi a un coche acercarse hacia donde estaba sentada y enseguida supe que era él.
Le ayudé a subir las maletas por las escaleras y le enseñé la habitación de invitados.
-Deshaz tu maletas si te apetece.
-No. Ahora mismo no, aunque gracias por la idea.
-¿Te apetece comer algo?
-Vale.
Tenía un hambre terrible.
Abrí la nevera y saqué helado. Cogí el de vainilla y le ofrecí el de dulce de leche a él. Le di una cuchara y clavé la mía en mi alimento.
