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La intensa luz que golpeaba justo su rostro hizo que sus pupilas se dilataran y posterior a ello cerrará los ojos de nuevo con dolor. Parpadeo con dificultad tratando de acostumbrarse mirando a todas partes de la desconocida habitación en donde se encontraba, su corazón dejó de latir de inmediato y su respiración se volvió pesada.

— WooSung —susurro ante la soledad.

Se reincorporo en la fría superficie tratando de visualizar algo a su alrededor, sin embargo sus esfuerzos eran nulos.

— ¡WooSung! —repitió, está vez alzando la voz.

Sus manos atadas sólo hicieron que su confusión aumentará, ¿qué significaba todo eso y cómo había llegado ahí? No recordaba algún indicio del porqué estaba en esas condiciones.

— ¡Ayuda! —grito de nuevo.

Después de algunos intentos logró ponerse de pie con sumo cuidado, su cabello estaba pegado en su piel gracias al sudor que se le había producido y sus manos temblaban casi entrando en pánico por toda esa extraña situación.

Fue entonces que escuchó un golpe seguido de un eco, giro sobre sus talones observando una puerta de metal que era notablemente difícil de empujar. Una persona encapuchada emergió del otro lado, con la mirada baja y una bolsa.

Retrocedió un par de pasos hasta que su espalda chocó con la áspera y húmeda pared. Trago saliva con dificultad.

La silueta se adentro a la habitación, dirigiéndose al interruptor puesto en la pared, encendiendo todas las luces para iluminar el lugar en su totalidad.

Mina pudo observar una cama del otro extremo y una mesa metálica al centro con un aspecto deteriorado.

Despertaste —pronunció la voz.

Frunció el ceño, en sus tiempos de estudiante había hecho un curso para aprender coreano, por lo que pudo entender lo que esa persona dijo.

Suspiro algo pesado y presionó sus uñas con fuerza en sus muslos, debajo de la falda que vestía.

— ¿Quién eres y qué hago aquí? —se atrevió a hablar cuando la persona dejó caer la bolsa en la mesa causando un estruendoso sonido que sólo la asusto más de lo que ya estaba.

Una ahogada risilla, los tatuajes que se asomaban bajo las mangas del abrigo y los cabellos que empezaban a asomarse bajo la capucha de este detuvieron el mundo por un momento.

— Chae-Chaeyoung —tartamudeo con dificultad.


Tiempo atrás.

Mina observaba el lugar con impresión, se podría decir que la sala de estar en la casa de Chaeyoung era del tamaño de su departamento completo.

Se preguntaba como es que tenía tanto dinero para pagar aquello, cuando la invitó a pasar la tarde en su hogar creyó que encontraría algún lugar compartido. Conocer a algún acompañante que pagará la mitad del departamento.

Pero todo resultó ser lo contrario.

— Mina  —la llamó la inquilina a sus espaldas.

— ¿Si? —giro y se sonrieron.

— Nada, solo que parece que te congelaste por un momento...

La chica rió sintiendose avergonzada por eso, pero en verdad, sus expectativas sobre el hogar de esa chica extranjera eran demasiado bajas.

— Disculpa —negó repetidas veces y sonrió— es una casa muy linda y enorme...

Chaeyoung rio y asintió, guiandola al sofá para que tomará asiento.

bebé en camino. [michaeng] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora