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Tiempo atrás.

WoonSung golpeteaba el pie desesperado contra el suelo dándole otra rápida mirada a su teléfono en la mano, con el ceño ligeramente fruncido y su preocupación a tan solo un par de segundos de su límite se decidió a presionar por fin la pantalla del aparato para hacer la primera llamada de la tarde.

El tono de llamada del teléfono de Mina sonó aproximadamente por 20 segundos sin ser atendido en lo absoluto. El joven chasqueo la lengua demasiado confundido. Su esposa no era de esas personas que dejaban pasar las llamadas, por lo que le fue casi imposible el no imaginarse que algo había pasado.

La primer cosa era que Mina solo puso el teléfono en silencio para disfrutar de su tarde sin ninguna molestia en particular, o pudo perderlo, o pudo haber sido víctima de un asalto. Tantas cosas pasaban por su cabeza y su intranquilidad solo le hacía cuestionarse una vez más la razón de la ausencia de Mina o su bienestar.

WoonSung normalmente actuaba por instinto, le era difícil pensar las cosas antes de actuar pero su esposa le ayudó a mejorar en ese aspecto, así que ahora, en lugar de hacer un escándalo sólo esperaría un poco más a que llegara. Cabía la posibilidad de que Mina se encontrará entretenida en tiendas de bebés e inclusive con sus padres.

Pero después de que pasarán 30 minutos, cuando la noche empezaba a nacer sobre la ciudad y Mina ignoro su segunda llamada supo entonces que algo no andaba bien.

Llamó a sus suegros, pero resultaba que ellos no sabían nada de su adoraba hija, pues tenían días sin verse. Claro, eso también hizo preocupar a los mayores que no dudaron ni un segundo en hacérselo saber a las autoridades.

Condujo a través de las calles las cuales apenas eran transitadas por las personas, ninguna teniendo alguna figura con la que pudiera relacionar a su esposa. No mucho después paro en un estacionamiento de un local para poder tomar un gran respiro.

No tenía idea de cómo manejar toda esa situación y la ansiedad empezaba a agobiar.

Solo quería saber que su esposa y próximo bebé, estuvieran completamente bien.

— ¿Discutió con su esposa antes de que saliera de casa? —cuestionó el hombre con placa, anotando todo en una libreta.

— No, todo estaba bien entre nosotros esta mañana. Esperamos a un bebé... —contestó desolado, sintiendo un gran nudo en la garganta.

— ¿Sabe si pudo haber estado con alguien más, amigos, familiares?

Negó frenéticamente, hasta donde sabía, Mina paseaba sola por el parque, cumpliendo con el ejercicio recomendado por su doctor durante el embarazo.

— Y... ¿No ha pensado en que... Su esposa puede estar con alguien más en este momento?

La acusación del oficial hizo que presionara sus dientes con tanta fuerza, hasta el punto en que rechinaron, sus manos se convirtieron en puños y trató de contenerse en no lanzarse sobre el hombre uniformado.

Disculpe, pero mi hija no es así —el padre de la chica interrumpió aquel cuestionario, notando el lenguaje corporal del joven cuando se le hizo aquella incomoda pregunta.

— Ya veo... —contestó sin mucha importancia— Saben, en estos casos no podemos hacer mucho al tratarse de alguien que ya es adulta, por lo que no podemos emitir alguna alerta rápida o protocolo que indique una desaparición. Tal vez la señorita sólo esté de compras o con alguna amiga...

Chaeyoung, que se encontraba detrás de los padres y esposo de Mina, solo curveo los labios, haciendo su mayor esfuerzo por no carcajear en sus caras al saber que el apoyo por parte de la policía era probablemente nulo y que no había ninguna sospecha de lo que en realidad estaba pasando o sobre ella.

Presente.

Las delgadas manos de la nipona temblaban con ansiedad, el agua dentro del vaso caía por los lados y eso ocasionaba que el cristal resbalara por sus dedos.

Rápidamente dio un sorbo, no sabía cuantos días habían pasado. Su noción del tiempo se había perdido y no estaba segura de cuándo llegaría Chaeyoung, podía ser en cualquier momento y no creía estar lista para volver a verla.

Y en su distracción, de un momento a otro, el vaso terminó por caer y estrellarse en el suelo.

Observó con atención como cada trozo quedaba esparcido en la superficie, algunos más grandes que otros, se inclinó para empezar a limpiar todo y que el lugar no fuera un desastre, después de todo, no quería que Chaeyoung tuviera una imagen desordenada de ella. Tomó el vidrio entre sus manos, jadeando de dolor cuando esté ocasionó un corto en su piel. Nada profundo, ni grave.

Fue ahí donde se le ocurrió una idea, justo en el momento en el que escucha la puerta siendo abierta.

Apresurada se coloco en su altura normal, escondiéndose detrás de la puerta para poder sorprender a la contraria.

Chaeyoung torció los labios cuando pudo ver como el lugar estaba vacío.

— Mina —llamó.

Pero un ardor en su estómago acompañado por un fuerte empujón la hicieron perder el equilibrio desconcertada, visualizando como la figura de la otra huía hacia el pasillo.

La mayor corrió a través del estrecho y húmedo lugar, observando como al final habia unas escaleras. Era su única salida, no había nada más y seguramente su única oportunidad.

Subió los escalones, esperando por su libertad, pero al girar la perilla y empujar la puerta, supo que estaba muy equivocada. Pues está estaba bloqueada.

— ¡No! —exclamó al borde de las lágrimas, forcejeando con la cerradura, esperando que por obra de un milagro se abriera.— Por favor... —sollozo.— WoonSung.

Un fuerte agarre en su antebrazo la hizo encoger sus hombros mientras cubría su rostro con sus manos, temerosa a lo que la coreana fuera capaz de hacer.

Sin otra cosa que poder hacer, cedió ante la otra chica, dejandose arrastrar hasta que llegaron de nuevo a la fría y triste habitación, una vez que estuvieron dentro sintió como Chaeyoung la empujaba contra la silla y empezaba a amarrar sus pies y manos.

— Estoy tratando de ser amable Mina, en verdad. Te quiero mucho, justo ahora llevas a mi bebé dentro de tu vientre... —la miro con desaprobación— Pero solo estás haciendo las cosas difíciles para las dos...

La japonesa escupió en su rostro por la cercanía, haciendo que la contraria se girase y soltara una pequeña risa sin gracia.

— Necesitaras más que eso, o esto —alzó su playera, revelando la herida en su plano abdomen— para deshacerte de mi, Minari...

La mencionada trago saliva con dificultad, bajo la mirada y lloro con fuerza.

— ¿Por qué a mi, Chaeyoung? —cuestiono entre sus sollozos — Te ofrecí toda mi confianza y amistad... y, ¿Nos haces esto? No solo me haces daño a mi, mi bebé y WoonSung están involucrados en todo esto.

— WoonSung —resoplo de mala gana, poniendo los ojos en blanco— ya te he contado la historia.

— ¡Pues no me interesa tu pasado, ni siquiera es mi culpa! —grito con las mejillas enrojecidas por el coraje— ¡quiero salir de aquí! ¡solo quiero regresar con mi esposo, a la vida que tenía junto a él!

— ¿Terminaste? —cuestionó sin mucho interés, analizando el corte en su piel, no era nada profundo o que no pudiera sanar ella misma— este es tu nuevo hogar. Así que deja tus rabietas y acostúmbrate a esto.

Trato de no encogerse antes la intensa y dura mirada de Chaeyoung, pero le fue imposible. Ahora todo lo que sentía por ella era miedo.

— Dejame salir de aquí —rogó.

Chaeyoung, algo cansada por lo que acababa de ocurrir antes, sólo se limitó a ponerse de pie, desatar las manos de Mina y darse media vuelta para irse del lugar.








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bebé en camino. [michaeng] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora