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WoonSung miró su reflejo en el espejo, las cuencas de sus ojos estaban manchadas por un color oscuro, su cabello se había vuelto opaco y completamente desordenado, su piel era más pálida y todo su aspecto en general era tan terrible.

Los días pasaban, pero eso no significaba que pudiera sacar a Mina ni a su adorado bebé de sus pensamientos así de repente.

La melancolía lo visitaba cada noche, cuando la oscuridad caía sobre la ciudad y la luna lo saludaba en la soledad de su cama, mientras acariciaba la almohada de su esposa a la cual extrañaba y era la razón de todo su insomnio.

— Haremos lo que este a nuestro alcance —mencionó el policía que estaba sentada en el sofá de su sala justo delante de él.

Al parecer después de todos esos días sin una pista o rastro del donde podría estar la japonesa, por fin se le tomó importancia a la repentina desaparición, creyendo que algo malo pudo haberle pasado. Pasarían a pasar la alerta y reportar cualquier pequeño detalle que pudieran guiarlos al paradero de Mina.

Unos pequeños toques en la puerta llamaron la atención de los presentes en ese lugar, WoonSung por su parte miró la hora en su reloj, sintiendo como su pecho se llenaba de ilusión y alegría, quizás podría ser ella.

Esperaría por ella.

Pero al girar el picaporte y por fin revelar a esa intrusa que lo visitaba su rostro cayó en una triste y afligida expresión que confundió a la contraria, curveo sus labios ligeramente incómodo al reconocer a la pequeña chica delante suyo para poder recibirla.

— Hey, Chaeyoung... —dijo en un hilo de voz.

— Hola WoonSung, ¿estás bien? —intuyo frunciendo las cejas.

— Si —vaciló tratando de disimular sus sentimientos— adelante, pasa...

— ¿Tienes visita?

Asintió frenéticamente.

— El jefe de la estación policíaca está aquí, vinieron para hablar sobre la situación de... —titubeó sin querer volver a mencionar todo, sabía que en cualquier momento podría romperse a llorar como un pequeño bebé— Ya sabes...

— Si, si...

— Lo mantendremos al tanto de todo —dijo el hombre una vez que lo vio entrar a la sala acompañada de la chica, arqueo las cejas con curiosidad, sin embargo simplemente lo dejó pasar.

No era de su incumbencia las relaciones del chico al que estaban ayudando.

— Gracias por todo —contestó con sinceridad, despidiendolos en la puerta para luego volver y atender a Chaeyoung.

De alguna manera se había acostumbrada a su callada compañía, la pequeña chica llegaba en horas bastante particulares y en ocasiones cortas.

— No entiendo que es lo que paso... —hablo dejándose caer en el mueble pasando sus manos con frustración por su cabello, suspirando con dificultad para tratar de deshacer el nudo en su garganta.

Chaeyoung, abrumada por los hechos ocurridos al día anterior tomó una gran bocanada de aire y se acercó hasta quedar sentada a su lado, dándole suaves palmadas en su espalda, en un intento por consolarlo.

— No quiero ser ruda o algo así, —Murmuró, haciendo que el chico alzará su mirada hacia ella, con curiosidad por las palabras— pero ¿no haz pensado en que tal vez Mina... decidió irse para... no lo se, estar con alguien más?

Alzó los hombros cuando vio al otro tragar saliva con dificultad, mientras apartaba su mirada hacia otra parte y su labio temblaba amenazando con liberar todo su llanto.

— No conocí a Mina lo suficiente... y, vaya, ¿quien soy yo para decir esto, verdad? —dejo escapar una pequeña risa— pero cuando ella hablaba de ti o cualquier cosa que estuviera relacionada contigo —suspiro— no parecía que le interesaras en lo absoluto... como si no estuviera enamorada de ti, amigo...

Los ojos del chico se llenaron de lágrimas y sollozó por lo bajo, ni siquiera lo podía creer.

— ¿No me amaba? —vaciló— ¿Nunca lo hizo?

El nudo en su garganta ardió cuando cada uno de sus mejores recuerdos a su lado se manifestaron en su mente; su primera cita, el primer beso, su boda... Ese día que le mostró la prueba de embarazo que marcaba positivo. ¿Todos esos momentos habían sido falsos? ¿Se aburrió de él? ¿Por qué ahora?

— Lo siento WoonSung, pero creo que es injusto que tu estés así cuando ella probablemente ahora esta... en algún lindo lugar con otra persona —continuó sin ningún tipo de culpa en su voz.

— No, no, no... —sacudió su cabeza frenéticamente.

Tomó su cabello con fuerzo para jalarlo, las lágrimas ya estaban empapando sus mejillas y su cuerpo entero temblaba entre cada sollozo que soltaba.

— Oh cariño —la rubia se hinco delante de él, haciendo su mayor esfuerzo para tomar su rostro entre sus manos y acunarlo para darle pequeñas caricias.— todo estará bien...

— Ella nunca quiso estar conmigo... —tartamudeo entre lágrimas.

— No te preocupes... todo estará bien, me tienes a mi ahora... yo te ayudaré, ¿esta bien? —miro directo a sus ojos.

WoonSung asintió y rodeó la cintura de la chica con sus brazos torpemente, agradeciendo en silencio al menos tener una buena compañía en esos tiempos de crisis.

//


WoonSung descansaba en su cama, durmiendo más tranquilo después de algunas horas limpiando lágrimas y asegurando que saldría de todo eso.

Chaeyoung dio una última mirada al lugar, para luego sacar su teléfono de su bolsillo y revisarlo.

Miro la hora, 01:22 de la madrugada.

Debía ver a Mina, pues en todo el día se abstuvo en ir a visitarla, seguía un poco molesta por la ocurrencia del cristal y su intento de escape.

Sin nada más que hacer salió del lugar para empezar a dirigirse a su auto, busco las llaves de este y se subió a el para encenderlo, empezando a conducir con una velocidad alta, estaba desesperada. Quería tenerla de frente y simplemente admirar su brillante rostro.

El camino fue demasiado rápido, mientras disfrutaba de todas esas canciones de moda que se reproducían en la radio.

Y una vez que llegó a su hogar suspiro con cansancio, siguiendo el camino al sótano de su casa, pensando en la humedad y básicamente las condiciones en que mantenía a Mina, una mujer embarazada. A veces se sentía muy mal, pero entonces recordaba la razón de todo lo que estaba haciendo.

Quería una familia, y esta era su única oportunidad

Busco la llave de la puerta y la abrió sin hacer tanto ruido, cerrandola con rapidez una vez que estuvo dentro, sigilosa a todo su alrededor.

No se sorprendió por el silencio o la oscuridad, pues como lo esperaba. Mina ya se encontraba metida en la cama.

Sin querer despertarla, se acercó y se sentó al borde, notando ese pequeño rastro de lágrimas en sus mejillas, presionó sus labios y suspiró.

Con total lentitud, se inclino para deshacer el nudo de sus zapatos y lanzarlos del otro lado, también se desprendió de su abrigo tirandolo en el suelo. Y cuando menos lo pensó, ya se encontraba metida bajo las sábanas de la cama, con Mina a su lado dándole la espalda.

Miró la curva descubierta de su cuello y le fue inevitable casi el no acercarse para inhalar el olor que emanaba de ella, tan dulce y delicado. Sonrió de lado cuando sintió como su cuerpo se relajaba, así que paso su brazo a lo largo de su cintura, posando su mano sobre su pequeña barriga en un perezoso abrazo.

— Descansa linda —beso su hombro con sutileza.










bebé en camino. [michaeng] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora