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Tiempo pasado:

— ¿Te vas? —cuestionó una voz a sus espaldas que la hizo sonreír de lado cuando terminó de ponerse su abrigo y ajustar su bufanda.

— Si —se giro para ver la silueta alta de su esposo.

WoonSung, un chico que conoció durante un viaje a Estados Unidos y con el que posterior a ello inició una muy buena amistad que poco a poco se iba convirtiendo en una de sus mejores relaciones amorosas, sino es que la primera y última.

Él tenía todo lo que algún día soño y que sus sentimientos fueran correspondidos, y que su corazón fuera cuidado con tanto cariño simplemente le fascinaba.

Era el príncipe de todos sus cuentos de hadas.

Tenían una buena vida y ahora en la espera de un bebé, ambos estaban tan entusiasmados por vivir la experiencia juntos.

— Esta bien —la abrazo por la cintura y se inclino para besar su frente— yo también me voy ya, ¿no quieres que te lleve? Queda de paso.

— No, prefiero caminar...

— Esta bien, llamame si necesitas algo. Lo que sea... —puntualizó regalandole una de sus encantadoras sonrisas a la vez que tomaba su guitarra.

— Claro.

— Nos vemos a la hora de la cena, quedamos en que hoy es noche de pizza.

— No lo olvido, el pequeñín ha estado molestando con eso toda la semana.

El mayor rio suavemente, volviendo a acercarse para arrodillarse y quedar a la altura del abultado vientre de su esposa.

— Oye tu... No hagas enfadar a mamá, puede dar miedo a veces.

— ¡Hey! —se quejo completamente ofendida.

— Pero así la amo...

— Tonto... —ambos rieron.

Con un beso de despedida, el joven partió aún despidiéndose desde afuera con una seña la cual Mina correspondió mientras lo veia desde la ventana.

Los sábados eran los días en que WoonSung ensayaba con su banda, solo como un hobby pues ser músico había un sueño que lamentablemente se había quedado estancado, Mina lo apoyaba. Eran un equipo. Después de todo, los sueños de él se habían convertido en los suyos desde hacía mucho.

Y cómo cada sábado, a la misma hora, llegó a ese parque que tanto concurría.

Al llegar frunció el ceño cuando del otro extremo, no muy lejos de la zona de juegos donde se encontraban muchos niños pasando de un agradable tiempo noto una silueta bastante misteriosa, alguien usando un abrigo con capucha y aunque no podía distinguir su rostro una corriente eléctrica que recorrió su espalda hizo a su piel erizar.

Trago saliva volteando hacia todas partes para buscar algún indicio que le dijera que no era la única que encontraba sospechoso a ese sujeto, sin embargo, todos parecían estar en su propio, demasiado ajenos a la situación.

Cuando Mina alzó la mirada se percató de que la silueta ya no estaba, por lo que sólo presionó los labios y arrugó la nariz desconcertada.

— Mina —un pequeño toque en su hombro fue suficiente para causarle un gran susto.

— ¡Chaeyoung! —exclamó de vuelta, riendo avergonzada por su reacción— diablos, deberías dejar de asustarme así...

— Lo siento, no fue mi intención —dijo la contraria riendo por lo bajo.

bebé en camino. [michaeng] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora