09

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Jeongyeon mantenía sus brazos cruzados sobre su pecho, era más de media noche y su hermana no se aparecía. No tenía idea alguna de donde pudiera estar, y nunca le había agradado que se encontrara sola por las calles.

— ¡Jesús! ¿Qué haces aquí? —cuestiono Chaeyoung cuando cruzó la puerta y vio a su hermana mayor con el ceño fruncido y una cara de total molestia.

— Solo mira la hora que es —reprendió.

— Oh callate, no eres mi madre. —refutó y manoteo las manos en el aire pasando por su lado hasta llegar a la cocina donde sirvió un gran vaso de agua.

El alcohol corría por sus venas, era un milagro que pudiera conducir y llegar con bien hasta su hogar, incluso sin recibir alguna multa o algo parecido.

— ¿Qué haces aquí? —preguntó de nuevo tras su gran sorbo.

— Necesito tu ayuda... —la mayor rasco su cuello, dejando a relucir su angustia. Chaeyoung la conocía bastante bien, y sabía que había algo que seguramente no la dejaba dormir por las noches.

— ¿Qué cosa?

— Bueno yo... Quiero pedirle a Nayeon matrimonio —soltó rápidamente, ni siquiera le dio tiempo de reaccionar pues siguió hablando—, en realidad he querido hacerlo desde hace tiempo, pero he olvido el anillo en Corea. Necesito que vuelvas por el.

— ¿Qué mierda? ¡Solo compra otro tacaña, ganas el dinero suficiente para eso!

— Chaeyoung, —se acercó y tomó a la menor por los hombros, sus nervios y sus emociones inestables podían relucirse a través de sus ojos— es un anillo exclusivo y que sólo se vendió por una temporada, estoy segura de que deben existir al menos solo 100 de esos en el mundo. Y yo tengo uno, y quiero dárselo a Nayeon. Sé que es el momento indicado.

Jeongyeon sabía el poder que tenía sobre su hermana, la pequeña siempre había sido tan servicial y capaz de ayudar a los demás sin rechistar.

— Te odio tanto.

— ¿Qué? No veo problema alguno en que te ausentes por un par de días, podrías incluso visitar a mamá o simplemente reunirte con viejos amigos.

— Solo iré por tu estúpido anillo y volveré...

— ¡Eres la mejor hermanita! —salto a sus brazos y colmo sus mejillas con besos que la hacían quejarse e incluso chillar disgustada.

— Si, ¡si, sueltame ahora! —golpeó su estómago robándole el aire a la mayor.

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— Hola Chaeyoung. —una sonrisa amplia y grande la recibió una vez que la puerta se abrió.

WoonSung la saludaba con un medio abrazo antes de dejarla entrar a su hogar.

— Hey —dijo riendo por el repentino contacto, su abrazo había sido algo más fuerte a lo que estaba acostumbrada.

— ¿Cómo has estado? ¡Cuéntame! —la guió hasta el sofá— ¿Quieres beber algo?

— En realidad no... Solo venía a despedirme...

— ¿Despedirte? —cuestiono con una mirada triste y desilusionada, no podía creer que la coreana se iba. Empezaba a creer que la necesitaba para mantener sus pies en el suelo, pues sin ella sólo se la pasaba en un estado donde la tristeza y el enojo lo dominaban, constantemente se preguntaba que le habia hecho falta para ser suficiente para su esposa.

Chaeyoung pudo notar el repentino cambio de ánimo del joven, suspiro y mordió su labio.

Pero no tenía opción, su hermana ya había hecho todo lo que necesitaba para su viaje y cancelar no estaba dentro de los planes. Sabía que WoonSung solo estaba siendo como un bebito llorón cuando estaban juntos por lo que no estaba totalmente segura de que hacer.

— Iré a Corea por unos días... Volveré —aclaro, notando como el semblante del chico volvía a la normalidad. Suspiro, quizás lo que estaba apunto de hacer era una completa estupidez, sin embargo necesitaba distraerlo, necesitaba hacer que WoonSung dejara de aferrarse a Mina.— ¿Quieres venir conmigo? Seguro un poco de compañía me haría algo de bien.

— ¿Qué? ¿Lo dices en serio? —sus mejillas se tornaron de un color rojizo.

Chaeyoung se limitó a asentir y sonreír de lado, algo en su interior pedía que el chico se negara.

— Me encantaría —acepto de inmediato y su sonrisa se ensancho.

— Genial —contestó de regreso y le sonrió de la misma manera.— tendremos los mejores 5 días en Corea...

— ¡Si, iremos a Corea!

— Iremos a Corea...

(***

Mina estaba sentada al borde de la cama, mirando la puerta directamente mientras jugaba con su cabello una y otra vez, sabía que ya era algo tarde y le preocupaba que Chaeyoung no estuviera de vuelta, la rubia últimamente pasaba todas las noches con ella, abrazándola por la espalda y metiendo su mano bajo su pijama para acariciar su barriguita. Eso la reconfortaba bastante.

Después de unos minutos pudo escuchar el sonido agudo de la tetera,  avisando que el agua estaba hirviendo, camino hasta ella y sirvió el agua en una taza para preparar un té tranquilizante.

Bebió un poco de la bebida mientras llevaba su mano a su vientre haciendo unas leves caricias, el vago pensamiento de tener a su bebé pronto entre sus brazos la hizo sonreír.

Apesar de las circunstancias en las que se encontraba, le emocionaba, pero pronto esos sentimientos eran reemplazados por la incertidumbre y angustia, se preguntaba su Chaeyoung la seguiría teniendo encerrada cuando su bebé naciera.

Paso tanto tiempo emergida en todas sus inquietudes que ni siquiera se dio cuenta que Chaeyoung había llegado, no fue hasta que la coreana actuó y la abrazo por la espalda, causando que diera un respingo.

— ¿Qué haces despierta? —Chaeyoung beso su hombro y sonrió con ternura cuando la mano de Mina se hundió entre sus cabellos alborotandolo.

— Te esperaba... —sonrió de lado.

— ¿Ah si? Eso es lindo, pero debes tener sueño, a la cama chica bonita...

Mina comenzó a reír levemente, dejándose guiar por la más joven a la cama, arreglaron juntas las mantas, se despojaron de las prendas extras y pronto ya se encontraban acostadas frente a frente. Chaeyoung parecía algo distraída y nerviosa, así que Mina llevó su mano hasta su regordeta mejilla dándole una pequeña caricia.

— Mina... —susurro la chica, relamio sus labios y vio directo a los ojos cariñosos de la japonesa.

— ¿Si, Chaengie?

— No podré venir por unos días... —tarareo mientras veía como la sonrisa de Mina desaparecía.

— ¿Qué? —se enderezó en la cama, mirándola con ofensa.

— Tendré é que salir de la ciudad. —terminó de explicar.

— ¿Y me dejarás aquí sola? —preguntó, su tono de voz era algo débil.

— No tardaré, sólo tengo que arreglar algunos asuntos.

— No podré estar tranquila sin ti —dijo de una manera brusca, quería persuadir a la pequeña para que no la dejara. Tenía miedo de lo que pudiera pasar.

— Por favor Mina, —Chaeyoung pasó las manos por su rostro frustradamente— no te alteres...

— Entonces no me dejes sola

— Ya he tomado mi decisión Mina y mis cosas están listas ya, ahora duermete.

Mina la miró y refunfuño, se giro para darle la espalda y se cubrió completamente cuando sintió un fuerte nudo en la garganta, no había manera de hacerla cambiar. Chaeyoung solo suspiro y se dispuso a hacer lo mismo para intentar dormir.







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bebé en camino. [michaeng] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora