四十

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Capítulo 40
(Oscuridad)

Varios días habían pasado ya y nadie había logrado que Lan WangJi se moviera del hospital

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Varios días habían pasado ya y nadie había logrado que Lan WangJi se moviera del hospital.

El joven se negaba a alejarse de su amado, aunque fuera por un solo segundo.

Ese mismo día, se le realizarían varias pruebas a Wei WuXian para medir su actividad cerebral y su progreso hasta esos momentos.

A simple vista, el loto rojo, lucía mucho mejor, los golpes y hematomas habían desaparecido casi por completo, su tez era blanca, sus labios tenían un poco más de color y ya le habían retirado el tubo de la garganta y lo habían reemplazado por una mascarilla de oxígeno.

Antes de que los exámenes fueran realizados, una enfermera entró a la habitación de Wei WuXian y le inyectó un medicamento vía intravenosa al chico, para posteriormente salir del lugar en silencio.

A los pocos minutos, Wen Ning ingresó al lugar, seguido por su hermana y algunos camilleros que les ayudarían a mover el cuerpo del Wei.

Wen Ning se acercó a Lan WangJi y tímidamente, dijo —Jo..joven Lan, quizá sería bueno que vaya a casa a descansar un poco, las pruebas que realizaremos, son muy tardadas y sería bueno para usted, salir a tomar un poco de aire fresco y descansar

El segundo jade, miró al Wen negándose rotundamente —No, esperaré

Wen Ning y Lan XiChen, que esperaba afuera, miraron al joven y soltaron un suspiro, resignados —Es..está bien, de ser así, le informaré cuando hayamos terminado

Y con esto dicho, el Wen salió del lugar, detrás de los camilleros.

...

El pequeño A-Yuan, estaba sentado al pie de la ventana de la habitación de su padre, sosteniendo entre sus brazos a manzanita, mientras observaba a través de la ventana en dirección a la puerta de entrada.

En ese momento, Madame Yu entró en la recámara y llamó al pequeño —A-Yuan, mi vida, es hora del almuerzo, vamos a comer

El niño soltó un suspiro, se hizo bolita en su lugar y enterró su carita en el burrito de peluche —A-Yuan no tiene hambre

Vamos, mi vida— insistió la mujer acercándose al pequeño —Estos días no has querido comer, tu papi se va a poner triste cuando se entere

Nai-nai, llévame a ver a papi, lo extraño mucho— suplicó el niño, dirigiendo la mirada hacía su abuela, al tiempo que las lágrimas comenzaban a caer como cascadas por sus mejillas.

La mujer se acercó aún más al pequeño y lo abrazó fuerte —Ay, mi vida, qué más quisiera yo, que llevarte a ver a tu papi, pero, aún no es posible, tu papi aún sigue en cuidados intensivos y todavía no puede recibir visitas

Inesperado Anhelo (WangXian) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora