Descripción:
Wei WuXian y Lan WangJi son dos jóvenes que se conocieron en la escuela preparatoria y aunque en un principio su relación era mala, con el paso del tiempo y la constante insistencia de Wei Ying, su amistad se fue fortaleciendo, convirti...
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El día 12 de enero, el pequeño A-Yuan se despertó muy temprano en la mañana y levantándose a toda velocidad de su cama, salió corriendo con rumbo a la habitación de sus padres —¡Papá, papi, abran, es hoy, es hoy, hoy es el día!— aseveró el niño, completamente emocionado, mientras llamaba a la puerta de la recámara de sus padres.
—Aiyo, mi rabanito, ¿Qué es todo ese escándalo?— cuestionó Wei WuXian, un poco adormilado, abriendo la puerta de su habitación.
—Papi, ¿Acaso olvídate que día es hoy?— interrogó el pequeño, ligeramente preocupado.
Al escuchar la pregunta de su hijo, el Wei se inclinó frente a él y sonrió, mientras decía —Por supuesto que no, A-Yuan, feliz cumpleaños— y con esto dicho, el loto rojo abrazó a su pequeño y comenzó a besar sus mejillas, al tiempo que lo levantaba en brazos y comenzaba a girar.
—Jiji, gracias, papi— respondió el pequeño, sonriendo más que feliz.
—Ayio, pero, ¿Por qué agradeces, si ni siquiera te he dado tu regalo?— cuestionó el loto, dándole un toquecito en la nariz a su bebé.
—Pero, no necesito un regalo, tener a mis papis es mejor que recibir cualquier regalo— aseveró el niño, sonriéndole de manera radiante a su padre.
—Lan Zhan, ¿Escuchaste eso?, Nuestro rabanito es el mejor—
—Mn— asintió el Lan, acercándose a su pequeña familia para abrazarlos —Pero, entonces, ¿SiZhui de verdad no quiere el regalo?— cuestionó el Lan, mostrándole una gran caja de regalo al niño.
—Pues él dice que no— respondió el Wei, encogiéndose los hombros.
—Entonces, ¿lo regresamos a la tienda?— continuó cuestionando el jade, tratando de fingir seriedad.
—Si, creo que sí— respondió el Wei, mirando de reojo la reacción de su pequeño —Y es una lástima, tanto que nos costó conseguirlo, para que él no lo quiera—
El niño sólo alternaba la mirada entre sus dos padres, sin saber qué hacer, "¿De verdad aquel regalo era tan genial, como para que sus padres sintieran lástima de devolverlo?, Bueno, pero quizá por ellos debería de hacer el esfuerzo y aceptarlo, ¿No?" —Papi, ¿Qué es mi regalo?— preguntó el niño, con un poco de curiosidad.
—¿Cuál regalo?— cuestionó el Wei, tratando de molestar a su pequeño.
—Ese que papá tiene en su mano— respondió el niño, con carita sería.
—¡Ah, ese regalo!, Pero, ¿Creí que no lo querías?—
—Pero, papi quiere que lo quiera— aseveró el pequeño, sorprendido a sus padres por su gran perspicacia.
