Su profunda mirada me envolvía delicadamente pero sin una expresión clara, era dolor y confusión al mismo tiempo que miedo e intranquilidad. ¿Por qué estaba nervioso? ¿De qué o de quién tenía miedo?
–¿Mudarte? ¿Mudarte a dónde? – pregunta exaltado Pterseo después de reflexionar durante unos segundos.
– Supongo que a otro país, a otra ciudad. Todavía no me lo han dicho mis padres.
– ¿Por qué? ¡¿Por lo sucedido el otro día en el museo?!– dice seriamente. Pterseo parece que habla como si nunca o ya no se acordara de lo acontecido; cómo si no hubiera sido importante ni hubiera afectado a nuestras vidas ni a mi alma para siempre.
Suspiro y continuo poniendo el cartel, mientras le digo: – Sabes que esto es lo mejor para ambos. Yo...– cojo aire con los ojos a punto de llorar y sigo. – Yo no puedo seguir aquí. Yo no puedo seguir con esto.–
– Yo también lo sufrí, pero no me voy a escapar por tener miedo, Mel.
– Tú no has hecho daño a nadie sin querer, sin poder remediarlo. ¡Yo he matado a alguien, sin matarlo; eso es mucho peor! – le espeto.
Pterseo se queda en silencio durante unos segundo. Tal vez he sido muy brusca con él, me digo; pero me acuerdo que cuánto más desagradable sea, antes se alejará de mí.
– Yo... Yo creo que sigue vivo.– dice Pterseo en tono serio volviendo la mirada a mí.
– ¿Qué?
– El guardia, creo que aunque sea ahora de piedra, dentro de ella sigue vivo.
Le miro extrañada pero con incertidumbre antes de decirle: – Más razones me das para irme, si está vivo morirá por falta de oxígeno o de hambre; y eso me carcomerá toda la vida.– Doy un golpe fuerte al cartel para que se sujete al césped y medio susurrando digo: – No puedo vivir como si no hubiera pasado nada.–
– ¿Y qué pasa conmigo?– me grita Pterseo, a la vez que me da la vuelta para que le mire. – Tú has sufrido, pero, ¿ y yo? No te das cuenta que si te vas, una parte de mi también lo hará.–
Niego con la cabeza y cierro fuertemente los ojos; tengo que recordarme que tengo razón, que esta alternativa es mucho mejor.
– ¡No puedes dejarme!
Poder, un verbo de obligación, de súplica para muchos. En ese momento en el que le oí pronunciar esas palabras, mi corazón crujió, era una sensación dolorosa; porque quería estar con él, pero no debía.
Tenía ganas de abrazarle, besarle y que me quitara las lágrimas que me recorrían toda la cara; pero no lo iba a hacer. Así que con toda la fuerza que tenía me alejé de él; como si esa parte de mi vida no se estuviera perdiendo.
No pronuncié ninguna palabra ni hice ningún gesto, sólo me gire y sin volverme, me dirigí hacia la casa. Él tampoco se movió, se quedó donde estaba, hundido y mirándome cómo me alejaba.
– Melanie, ven aquí.– oigo decir a mi madre desde la puerta. Rápidamente salgo corriendo hacia ella y entro. Al instante me doy cuenta de que ocurre algo, así que giro la mirada hacia donde mis padres miran.
En la televisión está saliendo las noticias lo acontecido ayer noche. Mi estómago ruge pero sigo con la mirada atenta a la pantalla.
— Ayer por la noche ocurrió en nuestro Museo Dareens Coperns, algo extraño y peligroso. Dos ladrones entraron en este, sin ninguna dificultad y salieron de él rápidamente cuando los agentes de seguridad les descubrieron. Se cree que entraron para robar aunque todavía se sigue investigando en el caso.—
Miro a mi madre para que me diga alguna frase de consolación, pero lo único que saco de ella; es una mirada triste y continúa viendo la televisión.
— Desgraciadamente un agente de seguridad se encuentra herido en el hospital aunque no está en estado crítico. El otro guardia está desaparecido y muchos vecinos se han unido en su busca. Lo más extraño para la policía en este momento, es la estatua del guardia de seguridad apuntando con el arma en el pasillo del museo y las cámaras rotas de todo el museo. —
–¿Qué está pasando?– oigo preguntar a Pterseo. Se me habrá olvidado cerrar la puerta y ha entrado.
–Han encontrado la estatua.– escupe mi padre mientras le mira con odio.
— Todavía se desconocen las causas aunque algunos vecinos especulan y creen que es una pequeña burla de los ladrones para decir que nunca le veremos más.—
Respiro y me apoyo en una mesa para no caerme, odio los recuerdos pero me hundo cuando me los recuerdan. Noto que voy a volver a llorar y tal vez me tire al suelo y me maldiga por ser así; hasta que siento unas manos fuertes que se apoyan delicadamente en mis hombros y me dan la pequeña energía que necesito para seguir escuchando.
— Últimas noticias, después de mucho esfuerzo la policía ha encontrado a los dos ladrones.— doy un respingo y continuo. — Es una mujer de 28 años y su marido que les encanta el arte y la creación de esculturas modernas. Se ha descubierto que tenían varios problemas con el director del museo, incluso le amenazaron con destruir el lugar. ¡Hoy Liptops descansa tranquila, después de encerrar a estos ladrones; aunque se seguirá buscando al desaparecido guardia! —
Casi no me puedo mover, estoy en un estado de pequeña euforia por que se ha salvado el otro guardia y depresión por la estatua. Pterseo me apreta los hombros para apoyarme y darme fuerzas; haciéndome sentir algo mejor.
En cambio mis padres se miran detenidamente y luego a mí y a Pterseo. Estoy tan nerviosa que no aguanto el silencio que se ha producido, que pregunto: – ¿Y ahora qué va a pasar? –
– Nos quedamos Melanie. – responde mi padre.
– ¿Cómo que nos quedamos? – vuelvo a preguntar incrédula.
Pterseo me gira con una sonrisa y me dice: – ¡Sí, Mel, te quedas! No te vas a ir.–
–¿Por qué?
–Ya no es peligroso.
– Pero nos tenemos que ir, he hecho daño a alguien. ¿¡Mamá tú estás de acuerdo conmigo, verdad!?– salto. Espero su respuesta pero no llega.
–Necesitamos seguir quedándonos aquí para seguir investigando en la fábrica de tu padre.– comenta mi madre después de un rato.
– Ya me lo dijo papá, seré así para siempre; no hay cura. ¡Está en mis genes!
Mi padre suspira y con ojos cansados responde: – Pero siempre lo intentaré. –
En ese momento me doy cuenta de que mi padre aunque sepa que es imposible cambiarme, siempre lo intentará. Estará toda su vida investigando y creando cosas para mí, porque todavía tiene y siempre tendrá esperanza.
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Eterno Poder ©
FantasyMelanie, una joven de 17 años que esconde un oscuro secreto. Si lo descubren las personas equivocadas, la antigua leyenda griega resurgirá y nadie estará a salvo de su mirada. Durante este tiempo, Melanie descubrirá cosas que nunca ha conocido ni s...