- Creo que tienes razón, sería mejor vender las medicinas antes de que la otra empresa nos imite.
Barry asiente y apunta en una libreta números y tablas, mientras mi madre ha salido a la cafetería a por un café.
- Sí, además si lo hacemos tendremos unas ganancias del 20% más.- comenta Barry antes de enseñar los números a mi padre.
- Yo esto no lo hago por el dinero, sino parar dar una mejor vida a mi familia. -dice mi padre y me mira.
Tengo los ojos cerrados mientras fingo estar dormida y escucho toda la conversación. No me puedo creer que por fin tengan una charla más o menos amistosa sin gritarse; es un gran adelanto. Mientras Pterseo está tirado sobre mi regazo apretando mi mano fuertemente, creo que está dormido y tengo la tentación de abrir un poco los ojos para observarle detenidamente. Tengo miedo de que cuando los abra, ya no esté conmigo y haya desaparecido. Todos los sueños que tuve de pequeña se están cumpliendo. ¿Estoy en un sueño? No me quiero despertar.
- Buenos días bella serpiente. - escucho decir al lado de la cama del hospital. Lentamente abro los ojos y veo a Barry con la mano apoyada sobre la pared y al lado mi padre.
¿Perdón?
-Buenos días.- vuelvo a escuchar. Mi oído debe estar entumecido, es imposible que haya dicho eso.
- Nos tenemos que ir ya.
- ¿Pero y mi rotura? Todavía estoy mal.- y quito la manta para que lo vean. Al instante me asusto y se me queda la boca abierta mientras veo mi pierna y brazo perfecto sin ningúna rotura, moratón o rasguño. Parece como si nunca me hubiera caído.
-¡Recuperación super extrema rápida!- exclama Barry mientras mi padre hace una pequeña mueca inocente.
Los días siguientes no vuelvo a la escuela. Por una parte lo prefiero, debo ser la comidilla de la escuela; pero en verdad estoy triste, me había acostumbrado tanto a la realidad. Al mundo exterior. Mi padre está estos días muy ocupado en unas nuevas gafas, que según dice cambiarán mi vida para siempre. Yo en cambio, estoy desempaquetando los muebles nuevos para la casa que están reconstruyendo. Mi madre agradecía vivir en la casa de Pterseo, pero según ella no quería dar lástima.
Llevo unos días viviendo mi antigua vida y ahora me parece extraña, rara. Estar todo el día encerrada, sin poder salir. No sé cómo antes podía vivir así.- ¿Hola?- cojo el móvil y me tiro a la cama sin sábanas, cansada de desempaquetar.
- ¿Ya te has olvidado de tu mejor amiga?
- Lo siento Jimena. - Me siento culpable, tendría que haberla llamado; pero es que nunca nadie más que mi familia se había preocupado por mí. - Estoy muy ocupada, la mudanza, el hospital...
Se produce un silencio en la conversación durante unos segundos.
- ¿Y si te hago una bandeja de cupcakes recién hechos? - Intento contrarrestar.
- ¡Acepto la disculpa!- exclama con una carcajada.
Vuelvo a respirar y sonrío pícaramente.
- ¡Cuéntame, cuéntame! ¿Qué ha ocurrido en mi ausencia?
- Una protesta, todo el mundo gritando: ¡que vuelva Melanie! - me río detrás del teléfono. - Lo normal, exámenes, Pterseo cabizbajo, chicos..
- ¡Uii chicos!
Rápidamente me corta secamente y eso me produce un pequeño respingo.
-Déjalo ahí. Los hombres no saben lo que tienen hasta que lo pierden.
No soy curiosa, pero sé que su corazón está roto. La quiero abrazar aunque sea traspasando el teléfono y decirla que puedes vivir sin ellos. Pero no puedo, estoy enamorada hasta la muerte de Pterseo.
El timbre suena y mientras despido a Jimena con que luego la llamaré, salgo corriendo hacia la puerta como un rayo.
- Ya voy mamá.
Es un instinto, un pequeño cosquilleo que me pica en la nuca a cada paso que me acerco. Abro el picaporte y salto hacia él. Sus fuertes brazos me agarran de los hombros y me paralizan. Levanto la cabeza y me estremezco, está serio y con cara de tristeza.
- Me voy.
Mi corazón se para por un segundo y vuelvo la mirada hacia él esperando que continúe.
- ¿A dónde? - consigo decir.
- Me voy de vacaciones durante las semanas de fiestas.
Por como lo dice, me doy cuenta que quiere tiempo en nuestra relación y eso hace que mi corazón cruja.
- ¿Entonces no podemos hacer planes de futuro? - le insto con segundas intentando calmarme.
- Volveré y los haremos juntos. Como los cometas que vuelven después de miles de años a su punto de origen, Mel, yo lo haré.
Me coge de la barbilla con una mano y la otra se apoya en mi cadera para acercarme a él.
- Pero te prometo que no pasará tanto tiempo, antes de que te des cuenta estaré a tu lado.
Una lágrima me recorre la mejilla velozmente cayendo en su mano. Parece que se está despidiendo sin hacerlo. No lo entiendo. Parece que está rompiendo conmigo pero no lo está haciendo. ¿Qué quiere? Tiempo, yo sé lo doy. ¿Besos? Infinitos.
Me da un beso en la frente y se va. Así sin más veo detrás de las gafas oscuras, como Pterseo se va dejando a mi corazón desolado y a la vez confuso. ¿Estaba raro, escondía algo o era cosa de una novia celosa?
¿Cuánto duran unas vacaciones? Yo nunca las he tenido, pero intuyo que se me van a hacer muy largas. Sólo espero que el tiempo avance lo más rápido posible a su llegada y podamos empezar a crear por fin un futuro juntos.
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Eterno Poder ©
FantasiaMelanie, una joven de 17 años que esconde un oscuro secreto. Si lo descubren las personas equivocadas, la antigua leyenda griega resurgirá y nadie estará a salvo de su mirada. Durante este tiempo, Melanie descubrirá cosas que nunca ha conocido ni s...