Dos

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- ¿Sakura? -la puerta comenzó a ser golpeada por tercera vez, esta vez con más fuerza; ella suspiró bajo las sábanas y cubrió su cabeza con la almohada, no quería ver a nadie.

Oyó la puerta principal abrirse y también un jadeo de sorpresa. Los pasos acercándose por el pasillo se hicieron más fuertes y Sakura cerró los ojos con fuerza al abrirse la puerta.

- ¡Sakura Haruno! -el grito de Ino resonó por toda la habitación, apretó la almohada en sus oídos mientras sentía que su manta era arrancada de su cuerpo.

- Déjame Ino, no me siento bien -gimió ella bajo la almohada, la rubia suspiró.

- ¡Nada de eso! ¿Qué te ocurre? No vas a clases, no contestas el teléfono y apenas y sé de ti ¿Por qué estás aquí tirada a las tres de la tarde y tu casa hecha un basural? Deberías ser más responsable, tú...

- Ino -sollozó viéndola a los ojos, la rubia calló algo sorprendida, los orbes verdes de su amiga estaban enrojecidos al igual que su nariz, sus labios fruncidos y mejillas húmedas, parecía que su cabello no había sido lavado y las sábanas eran un desastre. Bolsas de té usadas, tazas sucias, tarros de arroz y una o dos botellas de sake vacías, nunca había visto tanto desastre en una de sus amigas más quisquillosas.

- No era para que te pongas a llorar -dijo algo seria pero con una mirada de confusión y ternura, aun sin entender, pero sabiendo que había algo escondido en aquellos ojos.

Y todo se aclaró cuando Sakura dijo con un hilo de voz:

- Sasuke me dejó

La habitación de quedó en completo silencio, la pelirrosa observó la expresión de Ino, tenía los ojos muy abiertos y los labios separados, sin poder creerlo.

- Oh, Dios -la rubia chilló y se abalanzó hacia Sakura cubriéndola con sus brazos y sintiendo su calidez, la pelirrosa la abrazó y comenzó a soltar lágrimas de nuevo- Ya pasó, estoy aquí -le susurraba la muy conmocionada rubia.

Sakura tomó aire y se separó de ella, Ino tomaba sus manos y la veía con preocupación, la tristeza en sus ojos ahora era justificada, lo único que quería la Yamanaka era tomar de las bolas al imbécil de Sasuke Uchiha.

- Gracias -susurró cuando la pelirrosa cuando le tendió un pañuelo que había sacado de su bolso.

- Lo siento, no lo sabía -se disculpó con la voz suave- Yo sólo... no ibas a clases ni tampoco me contestabas, y estaba preocupada. ¿Qué pasó?

- Pues -comenzó con un suspiro, miró sus manos alrededor del pañuelo color blanco- Él y yo peleamos... como veníamos haciendo desde hace como un mes, más o menos, él estaba enfadado porque yo pasaba mucho tiempo con Naruto, por su compromiso

- Sí, Naruto me llamó para cancelarlo y no he visto a Hinata ¿Qué habrá pasado?

Ella apretó los labios y sus ojos se cristalizaron, desde hacía una semana no veía a Naruto de nuevo. Debía de estar destrozado.

- Sasuke se fue enfadado después de que le dije que estaba exagerando, que lo mío con Naruto nunca podría ser. Fui al café en el que Naruto y yo solíamos ir para ultimar los detalles, él me mostró el anillo.

- ¿Y luego? -preguntó, Ino sí que era chismosa.

- Y... Sasuke y Hinata nos vieron, al parecer se encontraron en el parque y decidieron ir a por un café -su voz tembló- Y ellos malinterpretaron todo -comenzó a sollozar de nuevo- Sasuke pensó que Naruto se me estaba proponiendo y me dejó. Se fue con Hinata. Después de acostarse con ella.

Tapó su rostro con sus manos y volvió el llanto, Ino no sabia que decir, por un lado estaba su amiga destrozada por aquel idiota, y por el otro, su otra amiga feliz con el mismo idiota. Aún no lo podía creer, tal vez Sasuke Uchiha no era romántico ni atento, pero se veía que quería a su amiga. O, por lo menos, eso pensaba.

Traición y Peligro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora