Ocho

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Hinata apretaba los labios para que nadie los viera temblar, sus manos estaban bien sujetas a su bolso mientras observaba nerviosa hacia la ventana, ¿Naruto de verdad iba a venir? Le había dicho que sí, pero ella entendería si no lo hiciera, se había comportado como una cualquiera frente a él en la fiesta, besándolo y luego a Sasuke.

—Hinata, cariño, ¿estás bien? —preguntó Kushina tomando su mano con preocupación, la chica sonrió nerviosa y asintió con la cabeza.

—Naruto está tardando mucho, —comentó esta vez Hiashi, bebiendo de su vaso de whiskey, —¿pasa algo con el trabajo?

—Tío, no creo que Hinata sepa algo de eso en este momento, —sonrió Sheela viendo a su prima.

—¿Eh? ¿Y eso por qué?

Hinata frunció el ceño a su prima y lo suavizó al dirigirse a su padre.

—Es que hay mucho trabajo en esta época del año, padre, —sonrió ella con dificultad, —Naruto maneja muchos problemas todos los días, no podría saber qué pasa exactamente.

—Estoy de acuerdo, —dijo Minato con una sonrisa, —llevar varios restaurantes no es nada fácil, lo comprendo.

Pero, lejos de relajarse, Hinata se puso aún más nerviosa, Naruto no aparecería y ella tendría que inventar una buena excusa.

De pronto, la puerta fue abierta por una persona del servicio y un sonriente rubio apareció, observó a todos y los saludó.

—Disculpen la demora, tuve un problema con la carga de salmón.

—Descuida, hijo, no has llegado tarde, —saludó Hiashi, Naruto estrechó su mano con cariño.

Abrazó a sus padres y estrechó también la mano de Neji y de Sheela; cuando llegó a Hinata no supo muy bien cómo actuar, ¿estrechaba su mano? ¿Le daba un abrazo? Pero ella sí lo sabía, rápidamente se levantó y le dio un abrazo y un casto beso en los labios.

—Hola, Naruto-kun, —sonrió Hinata, el corazón de Naruto y el de ella misma latieron con velocidad mientras una corriente eléctrica los golpeaba a ambos, el rubio la miró a los ojos y sonrió con tristeza, estrechándola contra él.

—Hola, cariño, te he extrañado.

Los ojos de Hinata se llenaron de lágrimas y desvió la mirada rápidamente, se sentía tan mal, no merecía a ese hombre.

La velada transcurrió en paz, con comentarios divertidos por parte de Naruto con los que todos rieron, a Hinata se le encogía el corazón al ver a su familia tan contenta con el rubio en la mesa, Neji golpeaba con diversión a Naruto y los padres de este aportaban comentarios agradables. La Hyuga se sentía como una mentirosa, no merecedora del cariño que todos le profesaban y mucho menos de la ayuda que le daba el Uzumaki a su lado.

Tan pronto como la cena finalizó, Minato y Kushina se despidieron, Hiashi subió a su habitación y Neji se despidió del rubio con otro abrazo antes de irse y le dirigió una mirada a su prima.

Pronto solo quedaron Sheela, Naruto y Hinata en la habitación.

—Bueno, gracias por venir a la cena de bienvenida, Naruto, —le sonrió Sheela, —me alegró mucho verte hoy.

Traición y Peligro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora