Primeros encuentros

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—¿Y qué más averiguaste en internet? —preguntó Shizuku mientras seguía a su hermana entre el gentío del centro de Tokio.

Tsukiku caminaba con la vista fija en su celular, pero de algún modo aún lograba esquivar a todas las personas que se ponían en su camino.

—Tengo la dirección del viejo, la ubicación de sus empresas y dónde debe estar ahora mismo.

—¡¿Tanto?!

—Es fácil cuando sabes dónde buscar. —Bostezó, antes de mirar a su alrededor por unos segundos—. Esto es casi idéntico al Tokio de nuestra realidad, o al menos el que había antes de la guerra. Sígueme y no te separes de mí.

—Ok, ok. —Sonrió despreocupadamente, tarareando por lo bajo mientras la seguía.

—¿Y qué piensas hacer cuando encontremos a papá? ¿Solo quieres verle la cara? Para eso puedes simplemente mirarme a mí e imaginarme como hombre.

—Nee-chan. —La miró con reproche—. Pensaba que podíamos entrevistarlo...

—¿Entrevistarlo? —Alzó una ceja.

—¡Sí! ¡Así comenzaremos a planear una estrategia para hacer que se enamoren! Tú lo dijiste, cada segundo cuenta.

—Hablaba del costo energético de la máquina del tiempo, pero sí, teniendo en cuenta cómo son nuestros padres y que solo tenemos un mes, cada segundo es absurdamente valioso.

—¡Exacto! Entonces estaba pensando que podríamos preguntarle qué piensa de mamá y de lo que pasó entre ellos y...

—Wow, alto ahí. —Finalmente apartó la mirada de su celular—. ¿Quieres espantarlo tan rápido? Va a sospechar nuestras segundas intenciones, ¿olvidas que nuestro padre es ridículamente inteligente? ¿Quién crees que encontró las bases de la teoría para viajar en el tiempo? Tenemos que ser más listas que él si queremos tener éxito. Además de que tú eres una adolescente y hasta te ves más joven de lo que eres, nadie te creería que eres periodista a menos que sea del periódico escolar. Necesitamos pensar esto con mucho más cuidado. Aunque no es que crea que de verdad tenemos oportunidad...

—Eres demasiado pesimista. —La menor sonrió resignada—. Tranquila, sé jugar mis cartas. ¿O olvidas quién te consiguió novio? —Su sonrisa se volvió más pícara.

—Sigo molesta contigo por meter tu naricita en mi vida amorosa. —Le pellizcó la nariz con fuerza.

—¡AUCH! —Frotó su nariz con cariño—. Oh, vamos, tú y onii-chan se aman —dijo enternecida, a lo que Tsukiku hizo una mueca de repulsión.

—Ja, como sea, no estamos hablando de mí. Tu plan tiene muchos agujeros, pulga, necesitas pensarlo mejor, más si quieres que sea nuestro primer movimiento, las primeras impresiones son importantes. No queremos quedar como unas locas, menos ante el viejo.

—¿Ya estamos cerca de papá? —Sus ojos se iluminaron al ver el apellido Ishigami en un edificio a lo lejos.

—Sí, debería estar en ese edificio ahora, pero será mejor no hacer contacto hasta que tengamos un plan de acción eficiente.

Desgraciadamente para Tsukiku, tal parecía que había heredado la mala suerte de su padre, porque el mismo, el hombre que para ellas había muerto trece años atrás, eligió ese momento para salir de una cafetería cercana, relajado mientras se tomaba su tiempo acomodando su bata de laboratorio como si nada le preocupara.

Ambas se quedaron sin aliento, con las lágrimas llenando sus ojos de forma casi instantánea.

Su padre... ¡Realmente era su padre!

Última EsperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora