Tsukiku colocó a Gabriel en una silla, y estrelló una fuerte patada en su rostro para despertarlo.
—Ya has dormido suficiente, señor asesino. —Cruzó los brazos, mirándolo con altanería—. Aún quedan un par de preguntas que necesito hacerte. ¿Por qué existen grabaciones de Hizashi Kokuyo en la clínica Ishigami?
—Maldita zorra. —Escupió sangre al piso—. No sabes con quien te metes. Nunca vas a...
—¡Respuesta equivocada! —Estrelló otra patada con el dorso del pie en su mandíbula—. Habla con la verdad si sabes lo que te conviene. He hecho hablar a tipos mucho más rudos que tú. —Se apoyó contra la pared—. Y resulta, que tú mataste a mi abuelo, enviaste a la cárcel a mi otro abuelo, y quisiste matar a mi hermanita, hiriendo a mi madre en el proceso. —Sonrió oscuramente—. Quiero lastimarte, Gabriel. Decirme la verdad es lo único que mantendrá a raya mis deseos de diseccionarte.
—Zorra. —Tosió sangre—. ¿De qué cosas estás delirando? ¡Eres una maldita loca!
—Tienes mucha razón, no tengo control de lo que digo, ni de lo que hago... —Alzó sus zapatos con tacones metálicos afilados y pateo a Gabriel en el muslo, haciéndolo gritar de dolor—. Pero tú deberías empezar a hablar, a menos que quieras que el siguiente vaya a tu entrepierna. —Lo miró con asco.
—¡¿Qué quieres de mí?! ¡¿Por qué no puedes meterte en tus propios asuntos?! ¡Todo lo que hice fue por amor a Lillian!
—¿Por amor a Lillian ibas a violarme? Qué dulce. —Incrustó su tacón a milímetros de su entrepierna, haciéndolo gritar de horror—. ¿Vas a hablar o no? No tengo todo el día.
—Loca... demente, maldita desquiciada. —Sudó profundamente—. Kokuyo... yo atraje a Kokuyo con una llamada falsa —finalmente confesó—. Tenía todo preparado, y cayó como el estúpido neandertal que es. Tal como sospeché, él no quiso admitir que sí fue a la clínica Ishigami ese día, así que pensaba usar esa grabación para acabar de hundirlo. Sabía que el niñato de Senku podría sospechar, así que lo dejé encontrar esas grabaciones. No creí que nunca las entregaría, pero de todos modos condenaron al neandertal de Kokuyo.
—¿De dónde sacó él esas grabaciones? Tienes un cómplice, ¿verdad? —intuyó—. Confiesa. ¿Quién es?
Como él no abrió la boca, ella subió el pie más arriba y lo pateó donde le dolía, con fuerza.
—Lo próximo serán tus ojos. —Retrocedió, sonriendo de forma retorcida ante su agonía—. ¿Piensas hablar o no? Luego de tus ojos, vendrán tus dedos. ¿Quieres que la lista continué?
Esperó a que dejara de retorcerse y él solo la miró con odio y la insultó, hasta que ella acercó un cuchillo a sus ojos, entonces el miedo lo envolvió.
—¡Akizawa Sato, el jefe de la policía, él me ayudó con las grabaciones! —reveló, casi llorando.
—Así me gusta. —Se acercó a él y le dio un fuerte rodillazo en la cabeza, dejándolo inconsciente.
Le ordenó a sus nanobots limpiar la sangre y curar las heridas de Gabriel, solo porque no podía entregarlo a las autoridades en el estado en el que lo dejó, pero el dolor lo llevaría marcado en su repugnante mente.
Ya tenía todo lo que necesitaba, o al menos lo más incriminatorio. Solo necesitaba hacer un poco de edición asquerosamente fácil para hacer parecer que Gabriel confesaba también la culpabilidad del jefe de policía mientras intentaba abusar de ella y listo. Acabaría con él en dos minutos de grabación.
Pero... luego no estaba muy segura de qué pasaría.
¿Era echarse la soga al cuello o avanzar en su objetivo? Sea como sea, no podía ocultar esa grabación, no al ver lo marginada que era su madre por toda la ciudad. La verdad debía ser revelada.
ESTÁS LEYENDO
Última Esperanza
FanfictionSeré amable y les daré solo tres pruebas. Existen millones, trillones, quintillones de realidades, en distintos tiempos, sucediendo todas a la vez. Les asignaré tres realidades, similares a la suya, pero con condiciones... desfavorables para que sur...