𝑨𝒄𝒍𝒂𝒓𝒂𝒄𝒊𝒐𝒏𝒆𝒔
- Kageyama es profesor de inglés.
- Hinata no está en el equipo de voleibol.
- Va a ver personajes inventados.
𝐃𝐢𝐜𝐞𝐧 𝐪𝐮𝐞 𝐥𝐨 𝐩𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐝𝐨 𝐬𝐚𝐛𝐞 𝐦𝐞𝐣𝐨𝐫, 𝐪𝐮𝐢𝐞𝐫𝐨 𝐜𝐨𝐦𝐩𝐫𝐨𝐛𝐚𝐫𝐥𝐨 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐢𝐠𝐨...
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Narrador omnisciente
El azabache corría por las calles tratando de esquivar a las personas que se atravesaban en su camino, recibiendo alguna que otra queja por no reaccionar a tiempo y rozar fugazmente los hombros con algunos.
Se había emocionado demaciado con la respuesta positiva de su pequeño casi-novio y sin poder evitarlo duro más tiempo de lo esperado arreglando su imagen para verse bien para él.
Incluso se atrevió a probar un nuevo peinado, uno que no le convenció del todo, pero su hermana le había aclarado que se veía bien con cualquier cosa. Tampoco cambio mucho, solo separó un poco su cabello de al frente dejando en descubierto su frente.
Una imagen fresca y nueva, que espera que Shōyō le diera el visto bueno, de no ser así su estado de ánimo podría bajar enseguida, ya que se había esforzado por escuchar aunque sea un pequeño halago de su parte, le encantaba cuando lo hacía, pero siempre terminaba muy avergonzado por cualquier cosa, incluso por un simple “Te vez bien”.
Aash~ el amor.
Divisó no muy lejos la cafetería que habían acordado para verse, siempre era la misma, Hoshi, la cafetería preferida de toda la prefectura de la preparatoria Karasuno.
Entró al lugar rezando internamente que su casi-novio no se haya dado cuenta de la hora, odiaba que se enojara con él, aun todas las veces que ocurrió siempre eran puro juego, terminaban con un castigo de broma que al final no era tan broma, «no más besitos en la mejilla» para él eran algo necesario para su existencia, para el eran sagrados y no podía prohibirlo, amén.
Cuando entró al local, pudo ver a su casi-novio sentado en una mesa aun lado de la gran ventana, mirándolo fijamente y con los brazos cruzados, esa expresión en su rostro solo decía una cosa.
Fuck, I'm screwed...
Se acercó a la mesa con un poco de cautela, su mirada penetrante parecía querer hacer un ollo en él rostro del azabache, el cuál ya se había sentado frente a él.
——Llegaste veinte minutos tarde. —— le reclamó, aun cruzado de brazos, con un todo de voz neutro, dándole un toque algo demandante.
——Lo siento, me quedé dormido. —— cerró los ojos con fuerza y soltó un quejiso al darse cuenta de lo que dijo, maldita sea su costumbre de ser tan sinceró y directo.
——¿Estas jugando? Al parecer era el único con ganas de vernos. — desvío su mirada del azabache, no tenían mucho tiempo saliendo, aun así las pocas veces que se veían eran siempre divertidas.
—Claro que no, es solo qué, me emocione tanto que me puse hiperactivo y me canse. —la vergüenza era clara, no podía decirle que se la pasó imaginando todos los posibles escenarios de hoy hasta que su mente se cansó y no pudo más.
