09 Cambio

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He aceptado un trato con el diablo, no tengo duda de ello.

Bear me ha convencido de dejarlo acompañarme en mi viaje a Tecate.

Estábamos hablando por teléfono anoche, pues ayer no nos vimos y dijo que extrañaba mi voz —yo también extrañaba la suya, pero prefiero romperme un pie antes que admitírselo— así que decidió llamarme. 

Primero hablamos sobre nuestro día y le hice saber que agregué algo nuevo al menú, a lo que él de inmediato dijo que hoy iría en cuanto pudiera para poder probarlo; luego me preguntó mis planes para el fin de semana porque quería invitarme a pasar el día en el Parque histórico estatal Will Rogers.

—Lamento decepcionarte, pero no puedo salir contigo.

—Vamos, morena, pensé que ya habíamos superado la parte de la negación y que ya me habías aceptado.

No puedo evitar soltar una pequeña risa.

—No me estoy negando a tener una salida contigo —digo nerviosa—, es que de verdad no puedo. Mis amigas se casan este fin de semana y yo soy su dama de honor. Mañana al medio día salgo del país para asistir a sus bodas.

—¿Tu amiga Aurora te acompañará?

—No. Iré sola.

—¿A qué país irás?

—A México, pero ¿por qué de pronto nuestra platica se convirtió en un interrogatorio?

—Perdona las preguntas, solo quería saber si con mi pasaporte podía entrar al país al que irás.

—Pero si solo voy y vengo. No es necesario que comiences a planear una visita.

Su risa es baja y profunda.

—No planeo visitarte, morena, planeo ir contigo. La última vez que estuve en México fue hace un par de años y ni siquiera pude salir del hotel en el que estuve, entonces ¿qué mejor manera de regresar al país y conocer una pequeña parte de él que con buena compañía?

Me quedo muda por su descaro al incluirse en mi viaje.

»¿Morena, sigues ahí?

—Estoy comenzando a creer que sí estás un poco loco y, además, sordo. ¿Escuchaste que dije que viajo mañana?

—Lo escuché, y nunca dije que no estuviera loco. Estoy loco por ti.

—Hablo en serio.

—Yo también lo hago —hay una pausa en nuestra conversación antes de que él vuelva a hablar—. Solo imagínanos. Estaremos juntos por unas horas en el vuelo, no tendrías que hacer sola el viaje y, además, te divertirías conmigo porque soy muy buen acompañante, también tendrías pareja para la boda de tus amigas y alguien con quien bailar y que estará desviviéndose por ti y a tus pies todo el tiempo.

—¿Qué te hace pensar que no tengo pareja para la boda?

—Porque te conozco y sé que no la tienes.

Regresar sola a Tecate no es algo que me emocione, pero ¿de verdad quiero que me acompañe?

—No haré el viaje por avión, sino por carretera y tendré que transbordar mucho.

Espero que se desanime un poco si imagina que el viaje será de demasiadas horas y muy cansado, pues aún no le digo exactamente a qué parte de México iré.

—Aún más perfecto. No tengo que comprar boleto de avión de última hora y nos puedo ahorrar el transbordar porque podemos irnos en mí auto, lo que también me dará la experiencia de conocer nuevos caminos.

Falling in loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora