La joven emperatriz

Un día más que raro

Me quedé un rato ahí parada mientras todos me miraban, me sentía algo nerviosa pero a la vez halagada por haber sido nombrada como "Cristal Dimitrescu", ¿eso significaba que ella pensaba que era parte de su familia?

Estaba muy feliz y a la vez ansiosa para pasar más tiempo con todos, ya fuese en el baile o fuera de este.

Bajé las escaleras hasta la zona donde estaban los demás jerarcas, y también Madre Miranda, la cuál Lucia un precioso vestido escotado de color negro.

-Te ves deslumbrante esta noche Cristal- dijo ella mientras me sonreía.

-Muchas gracias Madre Miranda- contesté.

-Se nota el buen trabajo que hizo Donna en preparar tu vestido, digno de una nueva jerarca- dijo Miranda.

-Muchas gracias Madre- dijo Donna con un tono algo bajo.

Estuvimos charlando un rato entre todos los jerarcas, excepto uno, el cual me percaté de que no estaba con nosotros, observé toda la sala hasta que le vi, de lejos mientras se acercaba con un par de copas en la mano.

-Vaya vaya, mira quién está por aquí- dijo Heisenberg- estás realmente deslumbrante.

-Hola Karl- saludé- eh... Muchas gracias- dije algo avergonzada.

-Bueno, toma- dijo él mientras me tendía una de las copas que llevaba en la mano- ¿Como llevas todo esto de vivir en el castillo?- preguntó.

-Gracias- dije mientras tomaba la copa y le daba un sorbo- bien, me divierto muchísimo todos los días- contesté.

-¿Y tienes ningún problema con mi hermana la giganta?- dijo él con tono burlón.

-Yo no...- dije pero fui interrumpida por la grave voz de Alcina.

-Karl, creo que ya va siendo hora de que dejes de hacer preguntas y te calles- dijo ella mientras me alejaba un poco de él.

-Vale vale, de acuerdo- dijo él con los brazos en alto.

Estuvimos charlando por mucho tiempo, los jerarcas hablaban de cómo había sido el invierno en sus dominios y en alguna que otra ocasión se acercaron burgueses para hablar con estos.

Un tiempo después las hijas de Dimitrescu me cogieron por el brazo y me llevaron hasta la zona en donde estaban los instrumentos, nos pusimos a tocar la pieza que habíamos compuesto, todos estaban atentos a nuestra pieza y al final de esta todo el salón nos aplaudió, fue muy divertido.

Una vez noté que la fiesta estaba por acabar decidí subir a mis aposentos para coger una capa y ponérmela pues pensaba bajar a la fiesta del pueblo. Una vez hice esto volví a bajar al salón principal, ya casi no había nadie en el salón más que los jerarcas, estos también empezaban a irse. Antes de que se fuesen todos noté como Madre Miranda se giraba a mirarme a los ojos mientras me sonreía, no entiendo por qué pero me dió escalofríos su mirada, por ahora no había tenido una mala imagen suya pero en ese momento realmente me asusté.

No le di más importancia y decidí hablar con Dimitrescu. Fuimos a una de las terrazas del castillo.

-¿Que tal la fiesta pequeña?- me preguntó ella.

-Muy bien, estuvo genial- dije mientras le sonreía.

-Me alegro de que te gustara- dijo ella.

-Alcina... yo... quería decirte algo...- dije algo nerviosa.

-Dime- dijo ella.

-No se cómo decírtelo de otra forma así que... Creo que me gustas...- solté.