Capítulo 22

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Narra Jughead

Al despertar, la luz de la noche se filtraba por las ventanas del departamento. Sentí mi espalda, cuello y brazo adolorido, entendí por qué cuando noté que estaba en el piso. Mi brazo estaba sobre la mano de Betty, quien aún dormía.

Al pararme, sentí una repentina descarga de dolor en algunas partes del cuerpo, aún así me enderecé por completo. Al hacerlo, escuché unas voces provenientes de la cocina, así que me dirigí a allí.

J: Hola -Saludé a las 3 chicas que se encontraban charlando ahí, ellas me miraron- Lo siento -Me rasqué la nuca- Me quedé dormido y.

C: Está bien -Dirigió la mirada hacia la jeringuilla con la que inyectaba un pedazo de carne.

J: ¿Para qué es eso? -Señalé con la mirada lo antes mencionado, Toni me hizo un espacio para que me sentara, así que lo hice.

C: Tomo prácticas de medicina, estudiaré eso.

J: Ah, ¿y porqué practicas con eso?

T: Porque a nosotras 3 nos dan miedo las agujas.

C: Miedosas -Susurró- Necesito una muestra de sangre y ellas no quieren un pequeño piquete.

V: Eso no, prefiero abrirme una herida y sacar sangre de ella, antes que recibir ese doloroso piquete -Exclamó dramáticamente.

J: Yo te puedo ayudar.

V: ¿A abrirme una herida? -Me miró.

J: No, me refiero a que a mí no me dan miedo las agujas, yo te puedo dar de mi sangre -Le dije a la pelirroja, que portaba unos lentes con aumento.

C: ¿En serio? ¿Harías eso?

B: ¿Hacer qué? -Cuestionó la rubia, que había entrado a la cocina con el pelo despeinado y un par de ojeras- Hola Jughead -Susurró en cuanto me vio.

J: Hola -Le murmuré de regreso.

T: Jughead le dará de su sangre a Cheryl -Contestó, respondiendo la pregunta que Betty había hecho.

B: Que miedo -Murmuró, se sirvió agua natural y recargó sus dos codos en la barra marrón que tenía la cocina.

J: ¿Entonces? ¿Cómo? -Pregunté, refiriéndome al asunto de la sangre.

C: Oh, sí. Ven -Me hizo una seña y me acerqué- Quítate la chamarra -Lo hice y quedé en mi playera gris que tenía una S grande. Ella sacó una jeringa grande y realizó ese procedimiento que los médicos siempre hacen- Listo -Asentí con la cabeza. Miré a mi alrededor y las 3 chicas nos miraban atentamente, miré a Betty y le dediqué una pequeña sonrisa que salió sin pensarlo. Sentí una ligera molestia en el brazo, así que supuse que ya estaba extrayendo la sangre- Ya está -Me puso una curita de Doctora juguetes.

J: ¿No tienes de Cars? -Le pregunté y las 4 rieron- ¿Qué? -Me giré a verlas- Es más varonil -Eso último le sacó una sonrisa a Betty.

C: Listo -Dijo en cuanto terminó de sellar el frasco con sangre- Muchas gracias Jughead.

J: No hay de que -Recogí mi chamarra y me la puse- Bueno -Miré a Betty- Ya me voy.

V: Íbamos a ver una película, ¿no quieres quedarte?

B: Sí -Agregó Betty rápidamente- No te vayas a desmayar en el camino.

C: Fue poca sangre -Dijo ante su comentario.

B: Nunca lo sabemos -Respondió y se dirigió a la sala.

Me dejó con una sonrisa, la cual las chicas vieron y sonrieron levemente, encaminándose a la sala de estar.

T: ¿Cuál vemos? -Todas se acomodaron, Cheryl y Toni en el sofá más amplio, puesto que se acostaron, Verónica en el de 1 y Betty en el de 2, dejando junto a ella el único espacio vacío. Me senté en a su lado en el sofá color blanco.

C: Una de miedo.

B: ¡No! -Exclamó- Esas dan miedo. -Reí ante su comentario y ella me miró- ¿Qué? En serio dan miedo.

J: Ese es su propósito -Le dije burlón y ella rodó los ojos.

V: Pues una de miedo será -Buscaron alguna de ese estilo y, antes que reprodujeran la elegida, vi la cara de miedo de Betty.

J: Aquí tendrás un brazo al que aferrarte. Para eso son los protagonistas, ¿no? -Me incliné para susurrarle de manera que solo ella escuchara. Lo que le dije le sacó una sonrisa y asintió con la cabeza.

Rato después, a media película, Betty se había tomado muy en serio el un brazo al que aferrarte, básicamente la tenía abrazada. El filme que habían escogido sí daba miedo, incluso me asusté en unas partes.

B: ¿Qué clase de trastorno mental debes tener para escribir esta película? -Se quejó en cuanto terminó, yo tallé inconscientemente su espalda, ya que ahí tenía la mano. Ella descansaba la cabeza entre mi cuello y hombro, cuando pareció darse cuenta de ello, se apartó rápidamente.

Unos minutos después, me despedía de todas y me dirigía a mí apartamento. Me la había pasado muy bien, las chicas hicieron comentarios graciosos de la película y Betty, bueno, Betty.

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