Capítulo 5

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Narra Betty

Nada parecía detener mi llanto, ni siquiera las chicas que me consolaban.

V: Tranquila B -Me animó mientras acariciaba mi espalda.

T: Lo van a atrapar -Continúo la pelirroja.

B: ¿En serio? -Mi voz salía cortada y débil- ¿Qué probabilidad hay de eso? ¿Cuántas personas pasan por lo mismo y el agresor siempre queda impune? -Murmuré.

C: Pero contigo es diferente, tú quieres atraparlo y crees que es lo único que te hará sentir bien, ¿no? -Asentí con la cabeza- Entonces ve por él.

B: No sé nada, solo recuerdo que estaba por la calle de las pandillas, eso es todo.

V: Pues busca a alguien que pertenezca a una pandilla.

B: No lo sé, tal vez solo estaba ahí comprando drogas.

C: Te ayudaremos Betty, tu tranquila -Yo asentí y me calmé un poco, de repente, mi celular sonó. En cuanto vi quien era, sentí que todo el color de mi cara me abandonaba.

T: Si no le contestas se enojará -Susurró.

B: Lo sé -Dije en un tono aún más bajo, las chicas se alejaron para darme privacidad. Tomé mucho aire y respondí.

En la llamada.

B: ¿Qué?

H: Esas no son formas de tratar a tu padre, Elizabeth.

H: Responde.

B: ¿Qué necesitas Hal?

H: Solo quiero saber como te fue en tu escuelita.

B: Bien.

H: ¿Por qué hablas tan bajo? ¿Dónde estás?

B: Lo siento.

H: Bueno, parece que nunca dejarás de ser una maldita cobarde inepta. No eres capaz de enfrentarte a nada, ni a nadie.

Fin de la llamada.

Pude haber dicho que su tono de decepción y de odio me afectó, pero no lo hizo, después de todo ya me había acostumbrado. Fueron las palabras que dijo las que me dolieron, porque sabía que tenía razón, no podía enfrentarme a ninguno de mis miedos ni preocupaciones, solo lloraba. Lloraba, eso era lo único que podía hacer. Me pude quedar así, pero el sabor amargo de saber que él tenía razón, me impulsó a cambiar. Iba a encontrar a el sujeto que me había hecho lo que me hizo, e iba a enfrentarme a mis padres, una cosa a la vez.

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