Capítulo 20

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Narra Jughead.

La luz nocturna se filtraba en pequeñas líneas por los árboles del parque a mi alrededor, caminé hasta un sujeto con una larga barba que fumaba un cigarrillo.

J: ¿Es usted Andrei? -Pregunté en cuanto me le acerqué, pero me ignoró- ¿La quiere o no? -Eran las cuatro de la mañana y tenía clases en tres horas.

An (Andrei): Dámela -Extendió la mano y le puse la pequeña bolsa transparente en ella.

J: El dinero.

An: ¿No podemos llegar a otro acuerdo? Te puedo compartir un poco, solo un poco -Agregó eso último rápidamente.

J: El dinero -Repetí, él suspiró y un par de hombres salieron de la zona que, por la oscuridad, me era imposible ver.

An: Dile a tu jefe que esto es lo que pasa cuando trabaja con niños -Dijo antes de hacerme la noche mucho más difícil.

Dos horas después.

Había intentado curarme lo máximo posible, pero no sabía como hacerlo. Entré a la primera clase del día, con mis párpados exigiendo ser cerrados y, naturalmente, me quedé dormido a la mitad de la clase.

Pr: ¡Señor Jones! -Me gritó la profesora, haciendo que me despertara repentinamente.

J: ¿Sí? -Le respondí.

Pr: ¿Estaba usted durmiendo en mi clase? -Se puso frente a mi pupitre.

J: Sí.

Pr: Inaceptable -Murmuró- A la dirección.

J: ¿Por qué?

Pr: Señor Jones -Su tono de voz sonó estresado por mí culpa- No me haga repetirlo, a la dirección por favor.

J: Está bien -Me paré de mi asiento, tomando mis cosas- Cuando dice por favor, las cosas cambian -Dije eso último antes de salir del salón, sin darle tiempo a reprocharme cosa alguna.

Caminé por los pasillos vacíos, las puertas marrones de los salones se encontraban cerradas. Metros antes de ver la oficina del director, vi una silueta que me resultó bastante familiar, Betty.

Me senté a su lado, pensando que la habrían mandado a llamar para entregarle el título de La alumna del año, o algo así. Pero entonces noté que se veía cansada, tenía unas enormes ojeras alrededor de sus ojos.

J: ¿Te dormiste en clase? -Hablé por primera vez desde que llegué allí.

B: Sí -Murmuró- ¿Tú?

J: Igual -Respondí, ella, que había girado su cabeza para verme, la dirigió nuevamente hacia el frente. Me permití a examinarla, tenía una nariz pequeña, pestañas largas y unos cuantos mechones de pelo le caían por el rostro.

B: ¿Me puedes dejar de observar?

J: No -Le dije.

B: Ok -Susurró, minutos después, en los que la oficina del director aún tenía un cartel que decía no pasar, Betty se durmió, cosa que igual me dio sueño. Mis párpados comenzaron a cerrarse y, antes de que lo hicieran por completo, sentí su cabeza apoyarse en mi hombro.

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