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Supo que algo iba mal cuando estaba en camino de regreso a casa.

Pedaleaba lo más rápido que posible en aquella bicicleta que corría a través de la carretera que salía del pueblo.

Vio los famosos lazos rosa en algunos árboles que pasaba a toda velocidad.

Su área estaba marcada.

Sus piernas le quemaban, pero eso no importaba.

Sabía que su pequeño hijo estaba en peligro.

Estaba llorando de desesperación.

Y al entrar en el sendero hacia su cabaña, vio la puerta abierta desde ahí.

Las ruedas del vehículo empezaron a ir más rápido.

Saltó, llegando al porche en segundos, mientras sacaba el seguro de la nueva arma que acababa de adquirir.

El militar tenía una bolsa moviente en sus brazos, quien se sorprendió de ver al bello hombre que se encontraba ahí.

La belleza desapareció al verse apuntado con una quemarropa en medio de su frente.

— ¡Papi! —escuchó dentro de la bolsa.

— ¡Suéltalo! —su dedo se encontraba encontraba en el gatillo.— ¡Suéltalo o disparo! —las lágrimas salían de su ojos, junto al miedo de verse arrebatado de su hijo y el enojo consigo mismo al haberlo dejado solo a pesar de sus advertencias internas.

— Wow, bonito, baja esa arma, date la vuelta y haré como que no te vi. —Win disparó, apuntando al techo, pero lo hizo para luego volverlo a poner en dirección de su frente.

— Lo diré una vez más, suelta a mi hijo o te mato. —y por el rabillo del ojo vio como el hombre dirigía su mano hacia atrás.

Disparó.

Los ojos se salieron de órbita ante el impacto, con la frente abierta mientras se desplomaba ante la muerte inmediata.

Abrió el saco, sacando de adentro a Dome, quien estaba llorando y temblando.

— ¡Papi! —el pequeño se aferró a los brazos de Metawin, quien lo abrazaba fuertemente mientras lloraba junto a él.

— Estoy aquí amor, no te preocupes. Papi está aquí.

¿Qué hubiera pasado si no llegaba a tiempo?

Ante la idea, tembló y se puso de pie con su hijo en brazos. Pasó por el cuerpo, dejando al pequeño ante el pie de la escalera. Estaba seguro que vendrían por ellos en cualquier momento.

— Anda a tu habitación y guarda tu ropa en una mochila, ¿sí? Nos vamos a ir. Corre. —el temblante niño asentía mientras subió rápido.

Mientras, Win se acercaba al cuerpo del militar.

Tomó sus armas y municiones, guardándola en la mochila que aún cargaba en sus hombros. Trató de buscar más cosas que le sirvieran, pero no había nada.

Se metió al pequeño escondite, sacando el arma, el reloj y algunos libros y peluches de su hijo, guardando todo como podía en la gran mochila.

Corrió a la cocina.

Buscaba algo no perecible que aún tuviera.

Solo agua.

Subió a su habitación, tomando casacas y mantas.

Al llegar a la habitación de Dome, le pasó su cortavientos azul.

— Póntela.

El niño no dudó en hacer caso a su padre, quien luego le pasó un casco para bicicleta.— Sé que puede que haga daño tus orejas, pero tenemos que esconderlas, ¿sí?

Sweet Creature | BrightWinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora