Era la viva imagen de él.
Su nariz, sus rasgados ojos, hasta el color de piel.
Su pequeño era un retrato de su padre, al que nunca había conocido.
Un pequeño híbrido lobo que había nacido en el momento incorrecto, pero que lo convirtió en el más fel...
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— Ohbaby, baby.
— Oops. —su pequeño niño cantó su parte de la canción mientras él proseguía.
— I did it again. I played with your heart, got lost in the game. —Win reía porque su hijo trataba de seguirle la letra.
— Oops. —Dome saltó sobre una de las grandes piedras que se encontraban al borde del arroyo, siendo sostenido por la mano derecha de su papi. Sabía que no lo soltaría.
— I think I'm love. —tomó al niño de dos años entre sus brazos haciéndole cosquillas con su nariz en su cuello, escuchando su hermosa risa inundar el lugar.
— Papi para. —las sílabas salían entrecortadas y con esfuerzo.
Dejó la hermosa tortura para volver a ayudar a su pequeño a saltar las piedras.
— Ddu-du ddu-du du —el pequeño empezó a tararear una de sus canciones favoritas, Win acompañándolo mientras lo ayudaba a saltar.
Dome se sentía seguro, sabía que su padre nunca lo soltaría.
Sabía que si caía, él lo atraparía antes de que su colita toque el agua del arroyo.
Tenía dos años, pero entendía que siempre iba a serprotegidoporsu papi.
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Nunca pensó sentirse intimidado ante un niño de seis años.
Muchos menos su hijo.
El pequeño lo miraba fijamente, moviendo su naricita cerca de su cuello, sus cabellos, incluso se atrevió a tomar una de sus manos y olisquearla con confianza.
Su esposo se encontraba sorprendido ante este gran cambio de actitud por su parte, pues hace solo un cuarto de hora, su bebé se encontraba temblando del miedo.
