en treinta y un días suceden muchas cosas: a veces te vas, a veces vuelves, a veces reímos juntos, a veces no, a veces soy yo quien se va, a veces volvemos a encontrarnos y a veces ni siquiera me entero de que te has ido.
pero, cuando me miras, sien...
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Lo primero que Mikey hace cuando llega a la habitación de Draken y lo ve envuelto en un montón de sábanas y con una mascarilla puesta, es reírse. Mucho. Y de forma exagerada. Porque sabe que su novio está muy débil y no podrá levantarse para regañarla como el día en que se enfermó.
Es su venganza.
—¿Qué estás haciendo aquí?— le pregunta en su lugar, su ceño se frunce al ver como el cuerpo de su novia tiembla con diversión. Seguramente porque el resfriado le ha dejado la voz más ronca que nunca —¿Por qué estás aquí?
—Vine a cuidarte, Kenchin— responde feliz. Draken quiere que se lo trague la tierra —. Me enteré de que tú y Baji se enfermaron luego de esa apuesta que hicieron para lanzarse al río o algo así, entonces te traje sopa de miso y vine a reírme de paso.
—Maldita enana...
—Si te hace sentir mejor pasé por la casa de Baji y me reí de él primero.
No, no lo hace sentir mejor. Aunque imaginar a Baji en la misma situación que él es algo gracioso.
Mikey no demora en dejar la sopa sobre la cómoda. Draken decide aceptar su destino y se acomoda mejor sobre la cama, apoyando la cabeza sobre el regazo de la rubia.
Una mano no demora en posarse sobre su frente y luego en su cabello, acariciándolo. Está fría, él agradece eso, no sabe cuánto tiempo va a estar enfermo; pero no ve la hora para poder quitarse todas las sábanas de encima y salir con ella a algún lado a hacer revuelo.
—¿Necesitas que compre algo, Kenchin?— pregunta Mikey después de unos minutos, en voz baja —Emma empacó algunas cosas; pero si necesitas algo para el dolor de cabeza o fiebre, puedo ir a la farmacia.
Una suave respiración es la respuesta que recibe, eso, y la expresión tranquila en el rostro de su compañero, quien se acomoda un poco más a la izquierda antes de seguir durmiendo sobre su regazo.
Mikey suspira; pero está sonriendo con cariño. Le da un breve vistazo a la sopa mientras sigue acariciando a Draken en la cabeza y decide que la calentará más tarde.
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