016 - compartiendo cama.

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probable presencia de ooc | aquí los personajes tienen 14 años.

dedicado a MrCrisantemo

Ken quiere creer que esto no se está convirtiendo en una situación incómoda

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Ken quiere creer que esto no se está convirtiendo en una situación incómoda.

Manjiro trae un puchero, eso es lo único que deja saber cual es su estado actual de ánimo desde que llegaron empapados de pies a cabeza al burdel luego de que su salida al centro comercial fuera arruinada por una lluvia imprevista.

Ken no está en mejores condiciones, puede sentir como la ropa se le pega a la piel y el temblor en sus antebrazos no deja de aumentar porque hace mucho frío. La única parte de su cuerpo que se siente cálida es su mano derecha y es únicamente por el agarre de acero que su acompañante tiene. Manjiro no le ha soltado la mano desde que echaron a correr bajo la lluvia y no parece listo para cambiar eso.

Nada más pisar el lugar ambos son recibidos por el señor Masamichi. Él los mira de forma muy seria, listo para darles el sermón de sus vidas. Mientras habla segundos después, su ceja se levanta al recibir a cambio de su diatriba sonrisas tensas y cuerpos tiritando. Las chicas, ante eso, van rápidamente hacia los muchachos con varias toallas y sus propias llamadas de atención.

Lo último que Ken escucha antes de que Manjiro lo lleve a su habitación, es a su "papá" dándoles la orden de irse a tomar una ducha.

Lo último que Ken escucha antes de que Manjiro lo lleve a su habitación, es a su "papá" dándoles la orden de irse a tomar una ducha

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Cuando salieron del baño, Manjiro fue directo a su armario y sacó la pijama que había olvidado de su última tarde de películas. Se vistieron en un silencio algo extraño y luego él mismo sugirió, nada más terminar, que si iban a estar en la habitación un buen rato, bien podrían aprovechar y tomar una siesta.

Y es por eso que ahora están así. Recostados de lado y muy cerca el uno del otro, porque la cama es angosta y Ken parece que no va a dejar de crecer a causa de la pubertad y sus estirones repentinos. Él ha cerrado los ojos hace diez minutos, pero no necesita abrirlos para saber que Manjiro tampoco está durmiendo, sino que lo está mirando fijamente.

De verdad Ken quiere creer que Manjiro no se está sintiendo incómodo por la situación en la que están o por algo que él esté haciendo sin darse cuenta. Esta no es la primera vez que el chico se queda a dormir en su habitación desde que se conocieron hace unos meses; pero es la primera vez que el lugar está silencioso, sin sonidos obscenos viniendo de las otras habitaciones o risas escandalosas de algunas chicas en los pasillos.

O el sonido de sus propias conversaciones y risas.

Solo está el sonido de la lluvia de fondo junto a algunos pasos que vienen de afuera antes de que las luces de las demás habitaciones sean apagadas.

Ken suspira y con algo de problema por su tamaño se acomoda para ahora quedar boca arriba, aún no ha abierto los ojos. Está listo para balbucear cualquier cosa con tal de romper la atmósfera tensa cuando siente a Manjiro tocarle los párpados.

—...¿Por qué me estás picando la cara?— pregunta casi en un susurro. Mentalmente celebrando el por fin haber roto el raro silencio.

—Tenías una lagaña, Kenchin— responde Manjiro, casi con un tono de voz aburrido, pero Ken puede sentir que se quiere reír.

—Oh.

—Sí, oh— imita el más bajo y a Ken no le sorprende escuchar cómo se ríe de algo tan simple —. ¿Quieres ir a algún lado cuando la lluvia pare?

La lluvia, repite Ken en su mente. Un trueno suena a lo lejos y solo puede suspirar, frustrado. Tenían planes, se recuerda, planes que involucraban comida, arcades, cine, todo lo que estuviera a su alcance con los ahorros que logró juntar para una buena cita...porque quiere que Manjiro lo siga considerando lo suficientemente digno. Porque lo conoce desde hace poco y aún así su presencia lo calma y la idea de ser su novio le produce paz.

—¿Aún quieres tener una cita conmigo?— deja salir e inmediatamente se quiere morder la lengua. Otro trueno suena y Manjiro lo mira como si fuera un idiota.

—¿No estamos teniendo una ahora?— el muchacho palma las sábanas, como si la cama de Ken fuera una de gran tamaño, con almohadas suaves y platos llenos de comida a su alrededor y no una cama diminuta, colocada en uno de los muchos cuartos de un prostíbulo escondido —Digo, estamos tú y yo ahora. Conversando. Juntos. Y yo estoy tranquilo estando contigo ahora, ¿tú no?

Ken se queda mirándolo. Manjiro tiene un puchero pequeño, el mismo que hace unas horas, como si no pudiera creer que su compañero/novio fuera tan iluso. Él sonríe ante la idea y deja que Manjiro entrelace sus manos, dándole así la respuesta que el otro desea escuchar.

Afuera la lluvia sigue sonando, pero ya no se escuchan los truenos.

Afuera la lluvia sigue sonando, pero ya no se escuchan los truenos

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⏰ Última actualización: Feb 22, 2023 ⏰

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