en treinta y un días suceden muchas cosas: a veces te vas, a veces vuelves, a veces reímos juntos, a veces no, a veces soy yo quien se va, a veces volvemos a encontrarnos y a veces ni siquiera me entero de que te has ido.
pero, cuando me miras, sien...
AU moderno | los personajes tienen 23 años o masomenos por allí | punto de vista de otros personajes | Kazutora no se inscribió para esto.
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Kazutora toma lentamente de su vaso.
No se ha servido una cantidad considerable de alcohol porque tiene que trabajar horas extras mañana y, además, no quiere lidiar con un dolor de cabeza por resaca tan pronto. El tercer vaso de alcohol que ha pedido se mezcla con el jugo de frutas en su garganta y le deja una sensación algo cálida.
-Me gusta Kenchin.
Tal vez es por eso que esta conversación no le está pareciendo ridícula, sino algo entrañable.
-¿Aún te gusta Draken?- pregunta, su voz suena algo adormilada; sin embargo no deja de lado el leve sarcasmo -Te juro que no lo sabíamos.
Mikey levanta un poco la cabeza, desde hace unos minutos la había estado apoyando sobre la mesa a causa del sueño. Y lo mira con algo que en algún momento pudo ser un ceño fruncido; pero que ahora solo luce como un puchero infantil, cosa que compensa sacándole el dedo medio.
-Déjame en paz, Tora.
-¿Se lo vas a decir?
Ambos adultos voltean a ver a Mitsuya, quién es actualmente el más sobrio de los tres. Él no los está mirando, tiene la atención puesta en su celular, mandando mensajes para -probablemente- pedirle a algunos de sus amigos que les den un aventón a casa como compensación por no haber asistido a su reunión habitual de cada mes.
-No lo sé...- responde Mikey unos segundos después. Kazutora aún se sorprende un poco por tener la oportunidad de verlo en un estado tan vulnerable -¿Ustedes creen que él aún sienta lo mismo?
La pregunta se siente estúpida.
-Literalmente todos pensamos que eran pareja en la secundaria.
-...Pero no lo éramos- contesta Manjiro, hundiendo el rostro entre sus brazos. No pueden decir si es por sueño o porque va a tener una pequeña crisis de llanto -. Hicimos esa promesa pero...
Mikey observa a su amigo como si le hubiese crecido una cabeza extra o como si ahora tuviera cola y escamas en la piel. No entiende el porqué ha sido Mitsuya quien ha interrumpido su conversación de esa forma (en su opinión, Kazutora siempre ha sido el más hambriento de chisme entre los tres); pero no quiere un malentendido ahora que está a nada de deprimirse por su situación amorosa.
-Cuando estábamos en la "graduación"- cuenta, haciendo énfasis en la última palabra porque sabe que ninguno terminó asistiendo a esa fiesta pomposa -prometimos que nos casaríamos dentro de diez años si seguíamos solteros.
La mirada para nada impresionada de Kazutora y la ceja levantada de Mitsuya le dejan muy en claro a Manjiro cuál es la opinión de ambos ante lo que han escuchado.
-¿Te gusta el dolor?- pregunta Kazutora y Mikey finalmente le asesta una patada en la pantorrilla bajo la mesa, sonriendo al escucharlo quejarse -Aún faltan como cinco años para que esa "cosa", porque me niego a llamarla "promesa", se cumpla. Te vas a morir a este ritmo- continúa el chico, frotándose la zona adolorida.
Manjiro está listo para darle otra patada pero Mitsuya le da una de esas miradas de mamá enojada, la típica de "ni se te ocurra hacer eso de nuevo o nos largamos de aquí" y, otra vez, lo único que puede hacer es apoyar la mejilla en la mesa con el puchero más patético que alguna vez ha podido hacer en su vida. El camarero que los ha estado atendiendo regresa en ese momento, dejando otra de las bebidas que pidió y él le dejaría bastante propina por eso...si tuviera dinero.
-Quiero casarme con él...- suelta después de unos minutos y la bebida ya dentro de su cuerpo. Su tono de voz es tan horrible, le hace preguntarse qué demonios tenían esas bebidas para dejarlo en tal estado -¡Sí, ya sé que es una promesa estúpida, Kazutora!- grita, señalando a su indignado amigo quien no había vuelto a abrir la boca -Estamos ebrios, estoy ebrio y si pueden escuchar las estupideces que mandan los demás por audio, ¡también pueden escucharme hablar de forma rara!- finaliza, golpeando con fuerza la mesa, asustando al camarero que por algún motivo aún no se había ido.
Mitsuya suspira, Kazutora gira los ojos y ambos fingen no escuchar el otro golpe que Manjiro se da al estampar su frente contra la mesa. No se sorprenden que luego de semejante actuación el menor comience a roncar, cayendo rendido después de tanto alcohol.
Por fin, piensan los dos compartiendo una mirada.
-¿Lo grabaste todo, Mitsuya?
-Demonios, sí.
-Si él o Draken no se confiesan en menos de dos semanas, difundiremos esa cosa.
-No, no lo haremos...- Mitsuya detiene su reprimenda al notar lo aburrido que Kazutora luce -Bien, podemos chantajear con esto. Pero nada más.
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