Amor propio.
Eddie a veces se sentía un poco débil. No físicamente, no; se sentía débil mentalmente.
Honestamente, nunca había sido un hombre decisivo o con valor, alguien fuerte o un líder. Siempre pensó que la única cosa que lo había llevado tan lejos en la vida era su inmadurez contagiante que, aunque le sirviera para socializar, le explotó en la cara igual que todas sus cualidades.
Pero podía vivir con ello.
Venom, por otro lado, no lo soportaba.
Si bien, el simbionte realmente no tenía la capacidad de sentir como los humanos (o al menos no creía tenerla), ser parte de Eddie conllevaba poder percibir los mismos sentimientos de este, lo que, desde el principio, fue la peor parte de estar con él.
Quiere decir, sabía porque él se sentía triste cuando estaba con Annie, o al menos trataba de entenderlo, pero nunca pudo comprender porque se sentía mal al verse al espejo si todo lo que se reflejaba era su cuerpo, pura carne, un lugar en donde sus órganos sobrevivían.
Deja de hacer eso. Exclamó el simbionte en la consciencia de Eddie.
El castaño pensó en la mala persona que sería si tuviera a un come-personas de consciencia.
—¿Hacer qué?— preguntó. Debía de admitir que le gustaba cuando Venom usaba su voz demandante.
Despreciarnos.
Eddie frunció el ceño, haciendo una mueca y pasando de mirarse al espejo en su baño a continuar preparándose para salir. Realmente no tenía un lugar específico al que ir, a veces solo rondaba por las calles tal como si al final de alguna pudiera encontrar algo que lo hiciera sentir cómodo, poniendo la excusa de que irían por malos tipos para comer, o, tal vez, si estaba de a buenas, dejaría que Venom tomara su cuerpo y se divirtiera.
No ha estado con ánimos los últimos meses, sin embargo.
—¿A qué te refieres? Jamás nos despreciaría, V. ¿Recuerdas como destrozamos a Riot? Somos algo de estar orgullosos, hombre— esas eran el tipo de respuestas que las personas siempre recibían cuando Eddie se sentía débil.
Pero te sientes mal contigo, Eddie. Nos haces sentir mal.
Eddie entendió a que se refería, pero la idea de que Venom se sentía de la misma forma que él por su culpa lo hizo llenarse de remordimiento, con una pizca de terror apoderándose de sus labios y sintiendo una niebla larga cubriendole su cuerpo.
Miró hacia abajo unos segundos, intentando descubrir que decir.
—Oh...— exclamó, con su corazón latiendo lento —oh— repitió.
Sentía como si se hiciera pequeño, y lo único que pudiera alcanzar a gritarle a Venom era eso.
"Oh".
—No era mi intención— tomó su chaqueta y llaves, saliendo de su departamento —¿Así qué ahora puedes sentir sentimientos, uh?.
Hubo un silencio corto por unos segundos que pasaron rápido. Eddie solo podía pensar en llegar hasta su motocicleta y poder rodearse solamente del ruido de esta, en lugar del de sus propios pensamientos.
Eddie, nos haces sentir cosas que no comprendemos.
Eddie supo a lo que se refería, pero no pudo evitar buscarle otro significado a esa frase. Se sintió bien por un momento. Ya saben, saber que podía hacerle sentir cosas a otra ser que se suponía no debía sentir, era reconfortante. Reconfortante porque era humano, porque tenía ego, pero especialmente porque Venom era el único que lo hacia sentir bien. Quiso, por un momento, que esas palabras significaran otra cosa, solo por el simple bochorno de cariño que extrañaba.